Vi esta película atraído en un principio por su director, que me fascinó con Diario de un Escándalo. Bueno, Cate Blanchett también tuvo mucho que ver en ello. La verdad es que es un film de los que pasan sin pena ni gloria. Tiene sus cositas buenas y varias malas, empezando por un inconsistente guión que va desde una lograda complejidad en ciertos momentos a una simpleza molesta, como el primer encuentro entre Neeson y Banderas.

Dichos encuentros deberían estar cargados de tensión, pero que va, están muy desaprovechados y no hay profundidad en la relación entre estos dos pavos que a fin de cuentas, se han estado pillando a la misma mujer. No sé que pintaban las partidas de ajedrez, quizás como metáfora supongo, pero en mi opinión hay cosas que se debían mostrar con diálogos y actitudes y no con un jaque al rey.

Liam Neeson es un buen actor, de esos en los que puedes confíar, pero su actuación aquí solo me impacta cuando no comparte escena con Banderas, y no porque éste se lo coma, si no porque el propio Neeson sufre la bajada de tensión comentada antes.

Y antes de que los españolitos empecemos a poner a caldo a Banderas saldré en su defensa. Aquí interpreta un galán de pacotilla y lo hace bien, correcto. Si lo ves en V.O. verás que su acento es pésimo, pero no sé hasta que punto lo es realmente porque no hay que olvidar que interpreta a un español afincado en Milán. Francamente, no me parece tan mal actor como dicen. El tema está en que no ha sabido llevar bien su carrera en Hollywood y se ha vendido varias veces por seguir al pie del cañón en papeles que no permiten el lucimiento. He leído que interpretará a Dalí así que ahí podremos ver si me equivoco o no.

Volviendo a la película, tiene reflexiones interesantes y otra vuelta de tuerca a la infidelidad matrimonial. Más efectista que otra cosa y con una sorpresa al final que descoloca pero no como debería. Digna de ver si no hay nada mejor que hacer.