Había pensado titular esta crítica con la mítica “Everybody Lies” y terminar con un “Everybody Dies”, dos de los temas centrales de la serie y a la vez títulos de su primer y último episodio, pero mientras escribía me di cuenta de que un agradecimiento era una forma sincera de describir el viaje. «House» es una serie de la que he visto capítulos sueltos cientos de veces, la cual he visto entera al menos en tres ocasiones, y a la cual seguramente regrese. Es como la Vicodina, engancha, y aunque la dejes por un tiempo, siempre vuelves a por otra dosis.

La serie va sobre un médico, tan genio como loco, que resuelve casos médicos que nadie más es capaz de resolver, junto a un reducido equipo de jóvenes doctores que nunca pasa de 3 o 4 miembros. La serie también va sobre la soledad, la depresión, la infelicidad, el amor, el dolor, la muerte, la vida, la amistad… Como todo buen producto televisivo que se eleva por encima de los demás, al final de lo que te habla es de todo, y lo hace desde un punto de vista que se mueve entre lo racional y lo emocional.

Es, además, una serie que toca bastantes géneros, una de esas que me gusta definir como “de sonrisas y lágrimas”. Puede pasar de la comedia satírica al drama más pesimista en cuestión de minutos, adentrarse en el suspense o el terror, perderse en el onirismo… Y todo ello mientras logra engatusarte con fascinantes misterios médicos como si de un Sherlock Holmes medicinal se tratara. Cada episodio es una montaña rusa de sensaciones que abordará algún tema sobre el que sacará alguna conclusión, y con ello te dejará a ti pensando en ello, a veces triste, a veces feliz, a veces buscando información sobre la enfermedad que aparecía en el capítulo. Siempre aporta algo.

Por otro lado, creo que mantiene un gran nivel durante sus 8 temporadas, lo que no es sencillo, además rondando los 20 episodios de 45 minutos por temporada, y sin apenas cambiar de localización. Comentándolas así por encima: De la 1 a la 3 tenemos el equipo original y probablemente los mejores casos, creo que después de todo me quedaría con ellas; La 4 es la más floja, afectada por una huelga de guionistas, con demasiado personaje, pero con un clímax final de los mejores de la serie; La 5 se parece a las 3 primeras con un equipo diferente, bastante buena, y adentrándose de lleno en la psique y los problemas del personaje principal; La 6 es al revés, la más diferente, la más psicológica, oscura, pesimista, puede que también mi favorita; La 7 explora un nuevo escenario con aires de positividad, sin entrar en muchos detalles, era algo que la serie tenía que probar viendo su desarrollo, a mí sin más, pero tiene episodios interesantes; Para finalizar, la 8 vuelve a los orígenes y plantea lo mismo que las 3 primeras, diferente equipo pero misma simplicidad, House y su personal resolviendo casos entre comentarios sarcásticos, misterios, comedia y drama. El desenlace, que suele ser el punto delicado de muchas series de este estilo, a mí me resulta satisfactorio, dejando un mensaje donde la amistad se erige como lo más importante.

Los mejores capítulos suelen ser los raros, es decir, los que juegan con las alucinaciones, se narran de forma no lineal o se tratan temas especialmente trágicos; y acostumbran a coincidir con los tramos finales de temporada. La mayoría rozan o alcanzan la perfección.

Por último destacar al reparto, en especial a Hugh Laurie, protagonista absoluto del espectáculo. El tío interpreta un personaje con mucho carisma, de varias capas de complejidad, y resulta excelente, tanto en los momentos cómicos como dramáticos, los dementes o los más tensos. Sin él no sería lo mismo. Igualmente los personajes que caminan a su lado no tienen desperdicio.

Me lo he pasado muy bien, es una gran serie. Espero que más gente la disfrute tanto como yo, sea por primera o décima vez. Gracias, Dr. House.