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España España · Crystal Lake
Voto de Biopunk:
3
Terror La Momia busca por todas partes la última reencarnación de su amada, la princesa Ananka. Mientras tanto, el Sumo Sacerdote de la Secta instruye a uno de sus acólitos sobre la manera de resucitar a la Momia hirviendo unas hierbas milenarias. (FILMAFFINITY)
18 de mayo de 2023
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Vaya por delante que me lo he pasado bien con esta entrega. La película es tan mala en todos sus aspectos que en el fondo resulta graciosa. Ver a la pobre momia arrastrarse por pantalla siendo ninguneada por todo el mundo da un poco de lástima pero a la vez no puedes parar de reír.

Comencemos. El argumento vuelve a repetir exactamente la misma historia por tercera vez, lo que es de juzgado de guardia. Vaya poca vergüenza la de los guionistas. De nuevo el sacerdote lujurioso usando a la momia para sus movidas vengativas, de nuevo la chica en apuros que secuestran y por la que pierde la razón, de nuevo el héroe intentando salvarla y los investigadores persiguiendo a la momia por todas partes sin llegar a atraparla nunca, y eso que es complicado que vaya más despacio. Vamos, que es lo de siempre pero esta vez sin ningún tipo de ambientación, nada queda ya relacionado con Egipto o el terror.

La momia sale sin más de entre unos arbustos sin ningún tipo de lógica, comenzando ya a producir alguna sonrisa. No estoy muy seguro de si Lon Chaney está mejor o peor que en la anterior entrega, pero sin duda resulta hilarante. El maquillaje es ligeramente diferente y le permite tener más expresión, y como resultado proporciona una interpretación del monstruo en la cual mantiene un constante semblante de estar hasta los cojones momificados de todo el mundo y eso hace que sea… ¿involuntariamente? cómica.

Y es que basta ver todos los percances de su aventura. La Momia Coja se mete unas caminatas kilométricas que cansa solo de verla. El cabrón del sacerdote le ordena ir de aquí para allá matando y secuestrando gente que, por cierto, no es capaz de huir de su lento caminar ni esquivar su putrefacta mano estranguladora. Por si fuera poco, el sacerdote también asienta su morada en una colina a la que se accede subiendo interminables escalones. Y como guinda intenta robarle la novia. Ya son ganas de joder. Por otro lado, ahora todo el mundo parece haberse apuntado a la moda de quemar las hojas de las narices para llamar a la cabreada momia, obligándola a dar aún más paseos en busca de su preciado brebaje. No contentos con eso, ponen a un perro a perseguirlo, molestando con sus ladridos y ganas de jugar. Desternillantes los aspavientos de la momia indicando al perro que se vaya a fastidiar a otro puto lado, que bastante tiene con lo que tiene. Muchas risas.

Por cierto, ¿alguien se ha fijado en lo ajustadas que le quedan las vendas a esta momia? Menudo culito sexy le marcan. No es de extrañar después de tanto ejercicio y hace bien en enseñar el resultado, que no todo va a ser negativo en su muerta vida. Incluso le hacen un primer plano de las posaderas. Cualquier princesa egipcia se desharía por él.

Ah, y que las coñas y la ausencia de calidad no distraigan de algo que sí destaca entre la inmundicia: el desenlace es muy bueno. Atípico, sorprendente, fuera de su época. Buen sabor final para 60 minutos de mediocridad.
Biopunk
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