Genial, cine de acción de lo más entretenido. Puntos de partida, los propios del cine policíaco de la época: dos polis que no pegan en nada les toca ser compañeros, una trama que gira en torno al narcotráfico, y mucha acción, persecuciones y vueltas de tuerca.

Danny Glover y Mel Gibson tienen una química especial, haciendo bastante creíble la amistad entre los dos policías. Son carismáticos y caen bien, por muy ¨loco¨ que esté uno o muy ¨viejo para estas cosas¨ que esté el otro. Se encuentran tan cómodos en sus papeles que ellos son sus personajes, y eso se consigue pocas veces. Son interpretaciones que, simplemente, nadie más podría hacer.
La banda sonora es muy buena, con esas notas de jazz y rock, amenizando y aportando ambientación a una película que podría definirse como moderno cine negro.
El guion tiene brillo propio. Los personajes se construyen perfectamente, pudiendo el espectador llegar a entender las motivaciones, acciones y sentimientos del dúo protagonista.
No todo es acción, tenemos momentos cargados de dramatismo, con los traumas de la guerra como telón de fondo o la depresión por el amor perdido, conviviendo con otros positivos, como la amistad o la familia.

Y como director está Richard Donner, que igual de bien se desenvuelve en unas escenas que en otras. Con mano firme imprime un ritmo endiablado, pasando del drama a la acción y al humor, aumentando la tensión y rebajándola, haciendo de la cinta un entretenimiento que no puedes dejar de ver.

Imprescindible clásico del cine de acción.