Elizabeth y Philip son dos agentes de la KGB que llevan 15 años en USA e incluso han formado su propia familia juntos como tapadera. ¿Una familia como tapadera? Pues sí, se ve que se puede ser espía y hacer el desayuno a los peques por la mañana sin problemas. Además, que casualidad, el vecino es un agente del FBI. Si lo pienso seriamente, podría ser una serie cómica fantástica porque combinar la familia, con ser espía y el trabajo tapadera de la agencia de viajes podría dar para muchas escenas graciosas.

El problema de este tipo de series suele ser la duración, si se alarga mucho la trama finalmente deja de tener la emoción del comienzo. La ambientación es sencilla pero curiosa, en esta época de internet y de los Smartphone es gracioso ver a los espías con sus cabinas telefónicas, sus anuncios por palabras y otras técnicas que ahora están obsoletas. La trama da la impresión de ir demasiado rápido pero también es evidente que tienen que captar nuestra atención.