Esta comedia francesa es agradable de ver. Es una historia sencilla donde las chicas parlotean como si no hubiera mañana, pero que cumple su cometido de entretener.

Isabelle Huppert está muy graciosa en su papel de vieja gloria del cine mudo. Con sus aires de diva pero sin resultar petulante. A sus 70 años se ve encantadora. Las otras dos chicas, las protagonistas, son muy monas y hacen bonito.

Algo que me descuadra es que este París de los años 30 bien podría ser el Nueva York de los años 20. No he visto las señas de identidad francesas por ninguna parte ¡Si ni siquiera el pan de los bocadillos es una baguette!