Creo que es la primera película que he visto de Jim Carrey donde no dedica ni un solo minuto a hacer el payaso poniendo caras raras. Le felicito, porque ha debido costarle horrores.

Va de un tipo que se obsesiona con el número 23, y lo ve y lo calcula por todas partes. Como el protagonista de 'Una mente maravillosa', pero sin genialidad subyacente. La causa de esta obsesión es un libro que empieza a leer, y que se demuestra principio y fin de todo su mundo.

Así que el bueno de Jim deambula de aquí para allá, recitando un rosario de cálculos matemáticos que siempre dan como resultado 23, y queriendo desentrañar el misterio del libro, que parece ser la confesión de un asesino.

No estoy de acuerdo con los críticos profesionales. Yo opino que el final es perfecto para la historia, aunque esté cogido con pinzas.