Conocí a Brooke Shields en 'El lago azul', película mítica de los 80. Después la vi en su sitcom, donde ya dejaba claro que era poco más que una chica mona, y que su vis interpretatiba era escasa.

Más tarde descubrí que había sido una modelo desde su niñez, que quedó marcada por la controversia originada por 'La pequeña', una película donde salía tomándose un baño desnuda, con 10 años, y que era un bipic sobre un señor que se dedicó a hacer fotos de prostitutas en los inicios de la fotografía.

En 'Amor sin fin' está más crecidita. Hace de quinceañera sexualmente liberada, que fornica con su novio como una posesa. Enseña parcialemente su cuerpo desnudo, así que imagino que pretendía aprovechar el tirón de la polémica anterior. Pero sigue siendo lo mismo, una cara bonita con escaso nivel interpretativo.

La peli va del amor enfermizo, ese primer amor adolescente cuando crees que la persona amada está predestinada a ti, que no puedes vivir sin ella y que en caso de separación, te suicidarías. Ese primer amor adolescente, que llevado por la inmadurez y el romanticismo aprendido en el cine, parece el centro del universo.

Eso me ha recordado las palabras que una vez me dijo una amiga. Comentaba que en cada nueva relación, la ilusión al comienzo y lo que se esperaba de la otra persona, iba decayendo. Cada vez se tenían menos espectativas. Sin embargo, el sufrimiento al romperse esa relación, siempre era igual de doloroso. Yo no estoy de acuerdo. Llega un momento donde es cierto que no esperas nada de una nueva relación, pero que al romperse, puedes llegar a aplaudir por la liberación.

Esta película empieza como un pastelón insufrible, pero hacia la mitad del metraje, se convierte en un dramón lleno de personajes inmaduros y enfermizos. No creo que sea una película que guste a la típica chica amante de las comedias románticas. No es una historia románmtica. Es la historia de una obsesión.