Para ser una película de viajes en el tiempo, es bastante plana, sin cruces temporales, ni alteraciones históricas, ni paradojas. Eso sí, con crítica social, y con la divertida ocurrencia de meter a Jack el destripador en todo esto.

Me ha llamado la atención ver a una jovencísima Mary Steenburgen, que yo conocía ya siendo una señora, y haciendo de joven liberada y atrevida, cuando los papeles usuales para ella son de sufrida ama de casa en las pelis de sobremesa.

Es una peli ligera, sin complicaciones, y para todos los públicos, que ha resistido bien el paso del tiempo, y que entretiene, aunque si le buscamos las cosquillas, el guión es manifiestamente mejorable.