Y es que nuestro holandés es un tío muy grande... No solo fue capaz de que le pagaran el billete a Hollywood y le financiaran tres de las mejores películas de género de los últimos treinta años (ésta, Total recall y Starship troopers), sino que encima triunfó sorteando la censura con unos productos hiperviolentos, políticamente incorrectos y que ideológicamente pondrían cachondo a cualquier intelectual progresista de la vieja europa. Si no se tiene presente ésto, las películas de Verhoeven pueden parecer ásperas, e incluso grotescas, pero nadie puede negar que su estilo era inmejorable y la mala baba rezumaba del celuloide. Con Robocop consiguió un excelente equilibrio entre el espectáculo ligero que pedía la muchachada ochentera (robots, sangre, cosas que explotan...) y una reflexión sobre la identidad humana y el poder creciente de las Corporaciones más allá de los productos de consumo. ¿No es un escenario posible que la seguridad de los países desarrollados acabe en manos de mercenarios a sueldo o máquinas?. Pero sin ponernos demasiado trascendentes, todo son grandes aciertos, desde el guión a un reparto perfecto con un Weller glamuroso (sic) y unos villanos con la cara de Kurtwood Smith y Ronny Cox que son lo mejor de la década. En resumen, ochentada que ha envejecido francamente bien y que, afrontemoslo, hoy no se podría haber filmado porque somos así de sensibles y si la violencia no es de videojuego no vale (véase Robocop 2014).