Con autenticidad Burton nos adentra en una comedia negra auspiciada en primera instancia dentro del género de terror, caso que otros cineastas han tratado de llevar a cabo sin los resultados esperados –de acuerdo a la apreciación individual–. Para mi éste título cuenta con la gracia suficiente para tomarlo como antecedente del director y de la misma combinación, basado en un argumento loco pero sin atropellos.

Las creaciones de Burton no se encontraban viciadas, se notaba un director con ambición. Su alcance con el llamado "Súper fantasma" fue gracias a que supo plasmar la idea del concepto que embellecería su obra, como el trabajo de maquillistas que reiteran lo espeluznante del de algunos personajes del cuento, aunado a una interpretación memorable del siempre inexpresivo Keaton. Pero el trabajo de caracterización no es el único, la dirección de arte y efectos especiales también tienen una mención especial, justos para recrear cada ambiente en el que suceden los hechos.

Lo bizarro de la obra no necesita explicación, ni tampoco el tratar de que la lógica tenga su curso; es una película que se sostiene sola de principio a fin, aquí el hecho es disfrutar las actuaciones, el planteamiento, su clímax y hasta el epilogo. Me atrevería a calificar la frescura de Burton como palpable, caso que hoy pierde ante tanta polémica que genera el estreno de cada una de sus películas de sorpresas inexistentes. A Burton le funciona su propia fórmula, pero que sin titubeo deja de cautivar al público en general.

Esta película no se toma en serio, simplemente te dirige por senderos de obscuridad contrastados por el humor y colorido.