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Voto de Juan Marey:
9
Drama. Romance 1830. Solomyl, forzada a un matrimonio de conveniencia por su familia, huye a Besarabia junto con su verdadero amor y otros campesinos. Allí se refugian entre un grupo de gitanos “ladrones” que están siendo perseguidos por la policía… Se hallan así en el lugar equivocado en el momento equivocado… (FILMAFFINITY)
13 de marzo de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando vi esta película, no tenía idea de quién era Mark Donskoy o cómo encajaba en la historia del cine ruso. Ahora sé que nació en 1901 en Odessa y falleció en 1981 en Moscú o que entre otros galardones fue distinguido en 1966 como Artista del Pueblo de la URSS y con tres Premio Stalin en 1941, 1946 y 1948. Participante en la Guerra Civil y en la Gran Guerra Patria, Donskoi estudió en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Crimea, pero su vida profesional se orientó al mundo del cine, donde empieza como guionista y ayudante de dirección, hasta que en 1927 codirige junto con Mijail Averbaj el drama piscológico “En la gran ciudad”. En 1930 Donskoi dirige su primer largometraje en solitario “La orilla ajena”, drama sobre un marino que atiende con indolencia su trabajo. Posteriormente, en 1938 dirige una de sus grandes obras, el drama biográfico “La infancia de Gorki”, primera parte de una trilogía sobre el escritor de Nizhni Novgorod, que continuará al año siguiente con “Entre los hombres”, donde el joven protagonista sufre las penurias de una vida humilde tras abandonar el hogar paterno. La trilogía se cierra en 1939 con “Mis universidades”, sobre el sueño roto del joven Gorki de estudiar que le lleva a buscar trabajo, y a una vida sin refugio. Otras películas realmente interesantes de este gran director ruso son el drama bélico “El arco iris” (1944), adaptación de la novela de la escritora polaca Wanda Wasilewska sobre una mujer que se hace partisana durante la Gran Guerra Patria, “La maestra rural” (1947), sobre el amor entre una profesora y un revolucionario, o la maravillosa película que hoy nos ocupa, “El caballo que llora” (1957)

La película es una adaptación de una historia de Mikhailo Kotsyubinsky, un escritor ucraniano ejecutado en las purgas estalinistas pero rehabilitado en 1955, que anticipa el "cine poético" ucraniano de los años 60 en su enfoque sobre los amantes desamparados y su celebración de la naturaleza. Ambientada en la década de 1830, la película sigue a dos amantes que huyen, una mujer obligada a casarse con una persona impuesta por el terrateniente que los gobierna y su novio, un siervo buscado por las autoridades, mientras intentan abrirse camino hacia la libertad. Una historia de amor fascinantemente hermosa.

Una obra maestra distintiva en la filmografía de Mark Donskoy que fue reconocida años después de su lanzamiento. Es seguramente su creación más lírica y sin duda se entronca mucho con ese lirismo que siempre estaba presente en el cine de John Ford. La desgarradora historia de amor de Ostap y Salomia es una oda a la libertad del amor y la importancia de los instintos naturales en la felicidad humana. La naturaleza, el amor y la espontaneidad del comportamiento humano son conceptos que Donskoy deifica en esta película, proyectando a través de la conmovedora historia que narra los obstáculos que las "instituciones" y "reglas" humanas ponen en el fluir natural de las cosas. Las impactantes imágenes de la naturaleza siguen las representaciones realistas de la vida popular, creando un contraste visual entre la naturaleza y el hombre. Lírico y al mismo tiempo crudamente realista, Donskoy con “El caballo que llora” creó su película más pesimista pero al mismo tiempo más verdadera, una de las obras maestras indiscutibles del cine soviético.
Juan Marey
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