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Voto de Juan Marey:
7
Ciencia ficción. Terror El profesor Quatermass descubre por casualidad, investigando un área de mucha actividad de meteoritos, una secreta instalación gubernamental rodeada de fuertes medidas de seguridad. Aparentemente el misterioso complejo se dedica a la fabricación de comida sintética, pero Quatermass llega a la terrible conclusión de que los extraterrestres están invadiendo la Tierra con esta instalación como tapadera. Para salvar al país y al mundo ... [+]
25 de diciembre de 2023
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La productora británica Hammer reincidió con el personaje del arisco Dr. Quatermass después de dar en la diana con la primera entrega, habiendo logrado un fantástico éxito tanto de taquilla como de público. Como si se tratase de un segundo episodio de una serie el profesor se enfrenta a un nuevo desafío, ésta vez, si cabe, mucho más peligroso que el del filme previo, pues nos encontramos ante una colonización extraterrestre en toda regla, llevada a cabo de forma silenciosa y secreta, al ser los seres humanos los huéspedes de las entidades espaciales, con lo que solo varía su psique, pero no su aspecto exterior, salvo por unas extrañas quemaduras con una herida en forma de V que brotan en cualquier parte del cuerpo de los anfitriones. Volvemos a reencontrarnos con el frío pero imparable doctor Bernard Quatermass (quizá algo más humanizado que en la entrega precedente) enfrentado otra vez con los burócratas gubernamentales, incapaces de entender la relevancia de la sofisticada base lunar que les propone construir, como en la película anterior, une fuerzas con el sensato y algo rústico inspector Lomax, formando ambos una extraña pareja de personalidades, intereses y enfoques casi opuestos, pero a diferencia de lo que sucedía en “El experimento del Dr. Quatermass”, Quatermass estará prácticamente solo, no es que ni la policía ni el ejército estén ya bajos sus órdenes, sino que ni siquiera puede confiar en ellos.

Es fácil observar los clarísimos paralelismos con esa obra maestra del género que fue “La invasión de los ladrones de cuerpos” de Don Siegel, otro filme que tuvo el honor de contar con una doble interpretación a conveniencia del espectador de turno, por un lado, como un reflejo de la Guerra Fría y del temor del pueblo americano -en este caso británico- al enemigo rojo, por otro, como una identificación de las hordas extraterrestres con los seguidores del senador McCarthy, empeñados en acabar con las carreras de antiguos amigos y compañeros, identificándolos como comunistas. De hecho, “Quatermass 2” fue objetivo de la censura española, pues ésta la interpretó como una solapada crítica a los regímenes totalitarios, ya que aboga por la lucha contra ese tipo de gobiernos, y es la muerte de Hall -James-, el periodista que es asesinado mientras hace uso de la libertad de prensa para informar al pueblo llano de lo que sucede, lo que provoca esa pequeña revolución que terminará con el derrocamiento del tiránico poder en la sombra.

La dirección de Val Guest disminuye el tono urbano y casi documental con el que había rodado la primera entrega, restringiendo la mayor parte de la acción a los límites de la fábrica secreta (en realidad, la refinería Haven de la petrolera Shell, en Essex), sugiriendo más que mostrando y narrando los momentos más dramáticos con unos planos generales que sugieren indiferencia en lugar de proximidad emocional. La película cumple con sus objetivos a la perfección, añadiendo a su logro una tenebrosa fotografía en blanco y negro que contribuye a la creación de una atmósfera enrarecida, malsana, impredecible; a la meritoria fotografía de Gerald Gibbs hay que añadir una sobria puesta en escena, unas interpretaciones ajustadas (aunque se haya reprochado la falta de mostrar mayor sentimiento a Brian Donleavy), una eficaz banda sonora de James Bernard, y un inteligente guion, escrito por Nigel Kneale y Val Guest, basado en la teoría de la conspiración y desarrollado con decisión por parte de su director.
Juan Marey
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