Cerramos la cuarta temporada de 'Black Mirror' con la visita al museo negro, repleto de referencias a anteriores episodios que sin duda harán el deleite de los más fans. Un capítulo autorreferenciable en el que el creador de la serie, Charlie Brooker, se permite el lujo de homenajear su creación mientras se basa en la historia de Penn Jillette.

Este episodio tiene una duración un poco más larga de lo normal y, según se va desarrollando, vamos encontrando nuevas referencias que hacen que se parezca poco a poco a uno de los mejores episodios de la serie: el de 'Blanca Navidad', que servidor tiene en un altar.

Pero la diferencia final existente entre ambos es que en aquel episodio estuve completamente despistado, sin saber muy bien hacia dónde iba a ir todo. Aquí, en cambio, el desarrollo de los acontecimientos me llevó a imaginarme y predecir el temible y lógico final que Brooker había pensado para la trama central. No es algo malo, pero si que le resta un poco.

'Black Museum' es, quizás, el capítulo más completo de la temporada y, para nada, el peor (ese se lo damos a 'Cabeza de metal'). Es un episodio que intenta aunar diversas cuestiones y hacer hincapié en lo bueno y malo de las nuevas invenciones, tratando temas como el de la adicción a la tecnología (sin duda una historia que hubiera merecido un desarrollo paralelo y solo), la búsqueda de la inmortalidad y del castigo eterno.

Un buen cierre final de temporada.

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