Quizás el hecho de que me echase par atrás su estética y ese pequeño grado de “grandilocuencia” que tiene el tráiler (en ningún momento creí que el tema diese para tanto) ha hecho que me guste todavía más la película y que encima considere que está un escalón por encima de ‘La Gran estafa americana’ o ’12 años de esclavitud’.

Hay tantísimos detalles a destacar de ‘Her’, que dotan a la película de una belleza cautivadora y muy pura. Una vez más tocamos el tema del amor y de las relaciones, pero de una manera que nunca se nos había presentado. Como os decía, nunca creí que el tema diese para tanto, pero su guión perfectamente construido, nos adentra en el tema hasta plantearnos las mismas dudas que a su personaje protagonista.

Sin comerse mucho la cabeza a la hora de crear ese futuro cercano (lo que la hace quizás más creíble), su director envuelve cada plano con cierto toque onírico y filosófico, lo justo para quizás intentar hacerte sentir lo que Theodore siente. Un ejemplo es la fallida cita con Olivia Wilde y cuando intenta contarle lo sucedido al nuevo sistema operativo. Jonze baja la velocidad de la cinta y sitúa la cámara como si el espectador fuese el que está teniendo la cita con ella y los pequeños detalles en los que se fija su protagonista.

Pero si la película conecta tan sumamente bien es gracias a Joaquin Phoenix, en una grandísima interpretación. Theodore está hundido después de separarse de su mujer y Phoenix hace que esa depresión se toque, que quieras ponerle el brazo por encima del hombro e intentar animarle.

Y si la veis en versión original, destacará también Scarlett Johansson como la voz del sistema operativo del que Theodore se enamora, una voz dulce, suave y que logra transmitir. Mucho más complejo de lo que parece en un principio, la Johansson lo hace muy bien.

‘Her’ es una sorpresa con mayúsculas, por lo menos para alguien que no se esperaba gran cosa. Y una de las películas que si que se merece estar en esa lucha final por ser la mejor película.

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