Malos, malísimos son los prejuicios. La primera vez que vi anunciar esta película pensé en que sería algo infumable. ¿Ver a un policía responder llamadas de emergencia durante ochenta y cinco minutos? ¡Eso no hay quien se lo trague! Y mira, me estaba perdiendo algo increíble.

‘The Guilty’ es, en esencia, eso que narro ahí arriba, pero no os hacéis una idea de la magnífica puesta en escena del director y el estupendo guión que le acompaña, logrando que, una vez que la historia haya arrancado, la película no se detiene hasta ir in crescendo hacia el maravilloso final, cuando el corazón ya nos late a mil por hora.

Parece fácil, pero no lo es. Es difícil mantener la atención a un escenario tan reducido y basarse en pequeños detalles que te hagan meterte en la historia. El film es un disfrute tremendo, un viaje maravilloso que nos hace ponernos en la piel del personaje principal (maravillosa la actuación de Jakob Cedergren) y del resto de personajes de los que solo escuchamos la voz, pero que con cuatro detallitos ya imaginamos qué están haciendo y casi ponemos cara.

En ‘The Guilty’ hay, en efecto, un sentimiento de culpa, pero no es lo que te estás imaginando. Hay que esperar el metraje ajustado para hacer el juicio correcto de lo que ahí está pasando. Además, toma la perfecta decisión de terminar el film dejando bastantes cosas a la interpretación del espectador y provocar debate.

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