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Voto de Hipatia de Alejandría:
2
Drama Principios de los 80. Haití vive bajo el férreo gobierno de Baby Doc, lo cual no impide que sea un destino turístico muy solicitado. En el hotel "La petite anse", un auténtico edén tropical situado en una playa de las afueras de Puerto Príncipe, se alojan dos americanas de unos cincuenta años que buscan sexo y un poco de cariño. La devastadora pasión que despierta en ellas Legba, un jovencito bello como un dios, trastornará sus vidas. (FILMAFFINITY)  [+]
13 de marzo de 2007
11 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estoy hasta el... de películas donde se pretende hacer una apología de un supuesto feminismo detrás del cual se oculta la verdadera cara de la soledad. En mi opinión:
Charlotte Rampling: un desafuero de mujer de la que yo, como mujer, saldría huyendo apenas verla.
Karen Young: una tonta del culo que todavía cree en los Reyes Magos.
Me molestan profundamente las películas donde el amor se confunde con el sexo, y viseversa. Como mujer latinoamericana que soy, me avergüenza la existencia de estas otras de mi especie, nacidas bajo un cielo más privilegiado, que usan al hombre como si se tratara de una lavadora. Me da mucho asco, de verdad. Y que se haga una película que presuntamente apunta a los sentimientos, usando como cebo la realidad del turismo sexual, hace que me entren ganas de vomitar. Nos la pasamos criticando la prostitución, pero aquí mola porque son las chicas las que compran. Y luego resulta que, además de comprar, pues se enamoran. Hay que joderse. Yo pensaba que el amor era algo más profundo que el polvo del año con un adolescente de adorables cachas bajo un cocotero, pero aquí es lo que nos venden. O pretenden vendernos. Al "negrito" gracioso y juguetón, que con su inocencia es capaz de enamorar a las damas solitarias del norte. Patético. Tengo amigos africanos y no les recomendaría esta película.
El único logro de esta película es que consigue dejar muy claro el feminismo de escaparate que disfraza el desamparo afectivo de la mujer moderna, ganado a pulmón, sí, con un Mercedes en la puerta, un cargo ejecutivo en una multinacional, el traje sastre de Dolce&Gabbana, las seis tarjetas de crédito en una cartera de cocodrilo, el marido aburrido, los chicos en la Uni, y el corazón en la papelera. Como dijo alguien por ahí: Cantet apunta, tira pero no da en el blanco. Si lo que pretendía era criticar esa postura que acabo de exponer, pues lo único que consigue es dejar a la mujer como un animal bastante estúpido y banal en busca de los placeres banales que han buscado los hombres desde que existe el mundo. Si lo que pretende es convencernos de que el turismo sexual puede convertirse en otra cosa que no sea turismo sexual, basta y sobra la última escena para convencernos de lo contrario.
Prescindible.
Hipatia de Alejandría
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