7ª entrega de la serie fílmica de la Patrulla X, que en el año 2000 inició su andadura con un film de superhéroes más reflexivo y juicioso que lo acostumbrado en los 90 (y que supuso una re-concepción del género, derivando en largometrajes realmente notables). Y es que la saga de los X-Men siempre ha ofrecido las películas de la Marvel con más trasfondo social y más calado humano (el tema de la no aceptación y la discriminación al diferente siempre ha estado muy presente con madurez y sensatez en toda la serie, y "X-Men: Días de futuro pasado" no es una excepción).

En "X-Men: Días del futuro pasado" de nuevo se nos presenta esta premisa (humanos que pretenden acabar con los mutantes por miedo y no aceptación al diferente), un tema que no por ser algo redundante en la saga... desemboca en un libreto poco interesante (el guión vuelve a tratar la temática con la misma seriedad e intensidad que acostumbra la saga). Y es que nunca antes los humanos habían sido tan devastadores como en "Días del futuro pasado". Esta vez se nos presenta un futuro oscuro y apocalíptico con la Tierra destruída por una guerra entre humanos y mutantes, y una aniquilación casi completa de los últimos por culpa unas máquinas de exterminio de mutantes (los centinelas). Tan catastrófica es esta realidad, que la conciencia de Lobezno (gracias a los poderes de otra mutante) es enviada al pasado para evitar una decisión de Mística que desembocaría en la construcción de los temidos centinelas.

Las cosas como son, la trama del viaje en el tiempo no es tan enrevesada y compleja como parece en los resúmenes. Una vez Lobezno está en el pasado, el desarrollo es lineal (aunque los personajes que se nos presentan en el pasado sean varios con sus particulares historias) y sencillo (para ver un viaje en el tiempo y bucles temporales enrevesados y complejos es mejor recomendar la reciente "Al filo del mañana"). El personaje de Hugh Jackman debe cumplir una misión de evitar un asesinato con la ayuda de las versiones jóvenes (y atribuladas) de la Patrulla X, ni más ni menos.

Pero lo cierto es que mezclar el reparto de la trilogía original con el de "X-Men: Primera generación", utilizando como gancho uno de los números más famosos de los cómics ha sido una gran y brillante idea. Esto ha permitido ampliar el arco descriptivo de los personajes principales (donde destacan por supuesto el Profesor X y Magneto en sus dos versiones), y ha permitido a los actores pulir sus personajes.

Porque el buen hacer de los actores es, en mi opinión, la virtud más destacable de esta entrega. Si en "X-Men: Primera generación" consideraba que McAvoy y Fassbender (a pesar de ser grandes actores) no hacían justicia a sus mutantes en cuanto a carisma y empuje, esta vez consiguen asentarse definitivamente en sus personalidades y, como son unos intérpretes realmente buenos (como olvidar a McAvoy en "Expiación", o como no sentirse atrapada por Fassbender en "Malditos Bastardos", "12 años de esclavitud, etc.) siempre que aparecen en pantalla aportan naturalidad (atención a McAvoy que, a pesar de tener a un Xavier depresivo, en ningún momento resulta cargante o forzado) o sugerencia y fascinación (caso de Fassbender como Magneto: si en "Primera generación" aun no estaba ajustado a su personaje, esta vez se nota que el actor ha estudiado con admiración y perfección a Ian McKellen para acercarse al tono de sus discursos de liderazgo en entregas anteriores... y Fassbender lo borda (recomendable ver su interpretación en versión original). Su carismático Magneto ya rivaliza con el Lobezno de Hugh Jackman en cuanto a persuasión y seducción en esta serie fílmica).

Y es que son este trío de personajes (Lobezno, y los jóvenes Profesor X y Magneto) los que comparten protagonismo en "Días del futuro pasado", y los actores lo bordan (Jackman, después de ponerse en la piel del héroe seis veces, ya está en su salsa y vuelve a aportar la misma atrapante irreverencia y descaro de siempre con su Lobezno). La siguiente en lista en cuestión de protagonismo es Mística, que Lawrence interpreta con más humanidad pero menos persuasión que Rebecca Romijn. El resto de actores también bordan las adecuadas (pero muy secundarias) apariciones que el guión les brinda, muy buen hacer de todos ellos que encajan como un guante en las personalidades de sus mutantes

Aun así "X-Men: Días del futuro pasado" no es la entrega que más ahonda en los trascendentes temas de discriminación social o en los conflictos internos y sentimientos de sus personajes (para ello se pueden revisar las dos primeras entregas de Singer... mucho más intimistas y explicativas). Pues el libreto está demasiado ocupado en la inmensidad de la gran conspiración y las múltiples intrigas bélicosas (perfecta la trama de la construcción de los centinelas por parte de Trask, o la explicación de los poderes de Kitty Pryde) como para ofrecer unos personalismos de 10. Pero la trama de las maquinaciones es lo suficientemente copiosa (aunque con alguna reiteración excesiva que puede aburrir en algún momento, sobre todo en su desenlace) como para pasar por alto esa falta de profundidad, además Singer aporta alguna nota de humor acertado y cómplice.

Estamos, al fin y al cabo, con una cinta de entretenimiento y aventuras, y en su campo cumple con creces y sensatez. Singer elige encuadres y montajes correctos todos ellos, la cadencia del metraje (exceptuando alguna escena alargada de acción), por lo general es completamente dinámica, el sonido es admirable, y la puesta en escena recrea de manera sobresaliente el futuro distópico y el pasado setentero. La banda sonora también es oportuna (sin ser inolvidable).

En definitiva, estamos ante una cinta de superhéroes muy agradecida. Y, aunque no es la película definitiva de superhéroes (lo siento, pero Nolan sigue siendo el primero de la clase) es madura y enérgica. Capaz de que cualquier fan del género sea capaz de disfrutarla varias veces sin problema.

Lo mejor: ...