La traslación en 2016 a la gran pantalla del "mercenario bocazas" de MARVEL Cómics (obviemos cómo le degradaron en "X-Men orígenes: Lobezno" (2009)) fue todo un acierto. Con una trama de desventuras superheróicas encauzada y equilibrada y, sobre todo, con un humor descarado (no apto para los más peques de la casa) muy inspirado y acorde con la esencia del cómic (donde nunca falta la ruptura de la cuarta pared de este personaje), y con una interpretación de Ryan Reynolds a mi entender oscarizable (porque la Academia no da premios interpretativos si no se trata de un drama puro (concuerdo en que Casey Affleck estaba a ese mismo gran nivel, y su Oscar fue más que merecido), que si tuvieran en cuenta comedias negras y desvergonzadas otro gallo cantaría) Tim Miller y compañía lograron un largo de género destacado, imprescindible, original (la estupenda serie "The Boys" (2019-) le debe mucho a estas dos entregas de Deadpool, pues la saga de Kick-Ass también muestra con sorna a este género pero no de forma tan brutal a la par que atinada) y muy gustoso.

Admito que en mi caso "Deadpool" (2016) es lo mejor que he visto de MARVEL en el cine junto a "Pantera negra" (2018), "X-Men" (2000), "X2" (2003), "X-Men: Días del futuro pasado" (2014), "Thor: Ragnarok" (2017), "Capitán América: El soldado de invierno" (2014), "Spider-Man: Homecoming" (2017) y "Guardianes de la Galaxia" (2014). Y eso es decir mucho teniendo en cuenta los más cincuenta largometrajes que se basan en las páginas de MARVEL desde ese serial de "Capitán América" para los cines de 1944.

Es por la notable puntería de su primera parte que esta segunda queda algo ensombrecida. Pues la trama principal de combate contra el villano de turno y de rescate a los amigos del protagonista no es tan definida, evolutiva y condensada. Siempre se ha tratado de una trama al uso y revista en este tipo de films, pero en ocasiones se logra el equilibro y el progreso justos para que el espectador no solo pase un rato ameno sino que quede con ganas de más. No es el caso de "Deadpool 2", donde la historia por la que nos lleva no termina de arrancar hasta muy avanzados los minutos (pasada la media hora) y divaga y redunda en sus escenas de acción auxiliares y secundarias. Con esto no digo que estemos ante un film aburrido ni mucho menos, pero el espectador no es capaz de implicarse con la intensidad de otras cintas del género al distanciarse entre tanta explosión y tan poco desarrollo de personajes o de investigación detectivesca (cosa que "Deadpool" regaló en mayores cantidades).

Sin embargo, y a pesar de un guión bastante más aguado y desidioso en lo que a la historia de aventuras de acción se refiere (y mejor ni hablemos de su parte romanticona que resulta mucho más moñas y tópica que la de la primera parte), el tono humorístico completamente desenfadado se mantiene al mismo nivel que en su predecesora, y eso hace que la cinta se sostenga por si sola como un entretenimiento apto y digno. Porque sí; en "Deadpool 2" te ríes, la cómplice sonrisa apenas se pierde con la forma de tomarse la vida de este peculiar encapuchado (aunque también la labor actoral de Reynolds ayuda mucho a que triunfe ese perspicaz sarcasmo, atentos a sus expresiones dentro de esa máscara tan icónica), los monólogos y diálogos que nos lega son frescos, ocurrentes y divertidos, las carcajadas acaban saliendo de tanto en cuanto en varias de las secuencias (destaco las intuitivas referencias de Deadpool a su universo cinematográfico de MARVEL, la ironía que produce el personaje de Dominó (Zazie Beet), esa relación de amistad de Deadpool con cierto X-Men (Stefan Kapicic) y su espabilada forma de aportar una dimensión autoparódica muy sana a esa relación, y por supuesto las frases de la casera de Deadpool que está pasada de vueltas en el buen sentido de la palabra y que nos ofrece un delicioso contraste entre su usual vida y el descoco de la rutina de los mutantes... y ojo a la escena final con "la ciega Al" (Leslie Uggams)... no daré más detalles que si no esto no se publica).

Es la comicidad y su estupendo sentido de la oportunidad lo que eleva el metraje hasta niveles aceptable. Eso y los intérpretes en líneas generales que se lo pasan bomba con sus roles y se nota (no solo Reynols, Kapicic, Beet y Uggams, también Josh Brolin, Karan Soni, Brianna Hidedrand y Shioli Kutsuna). Pues la realización de David Leitch por su parte no destaca; es oportuna (aunque algunas escenas de acción se exceden en la edición sin sentido y llegan a desubicar un poco) sin más. Se beneficia de una buena selección musical de tanto en cuanto y de un diseño artístico certero (solo destaca de forma ilustre el vestuario), pero no tanto del manejo de la cámara que lo hemos visto mejor en este tipo de film.

Al final queda un metraje que se recordará tras su visionado con cariño... pero que se olvidará más pronto que tarde a no ser que se sea un fan incondicional de MARVEL o un/a seguidor/a acérrimo/a de Masacre (aka. Deadpool) tanto en las viñetas como en el celuloide.

Recomendable de ver al menos una vez en la vida solo a aquellos aficionados el cine de acción o de superhéroes, o al género de comedia negra y/o autoparódica. Para los demás será otra cinta de palomitas dentro de las muchas que inundan la pantalla.

Lo peor:...