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Argentina Argentina · Bahía Blanca
Voto de Luciano Sívori:
8
Drama Anthony (Anthony Hopkins), un hombre de 80 años mordaz, algo travieso y que tercamente ha decidido vivir solo, rechaza todos y cada uno de las cuidadoras que su hija Anne (Olivia Colman) intenta contratar para que le ayuden en casa. Está desesperada porque ya no puede visitarle a diario y siente que la mente de su padre empieza a fallar y se desconecta cada vez más de la realidad. Anne sufre la paulatina pérdida de su padre a medida que ... [+]
29 de marzo de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“The Father” es una producción extraordinaria con una de las interpretaciones más intensas de Anthony Hopkins hasta la fecha. Un actor que, convengamos, ya puede actuar hasta mientras duerme. Es otro de los nominados a los premios de la Academia.

No sólo él, todo el reparto de esta adaptación teatral está fantástico, incluyendo a la siempre genial Olivia Colman, pero también con cautivadoras interpretaciones de Imogen Poots y Rufus Sewell (el villano que amé odiar en “The Man in the High Castle”).

El dramaturgo francés Florian Zeller escribió la reconocida obra original luego de perder a su abuela por la demencia. “The Father” hecha luz sobre esta enfermedad en primer plano, si bien también expone varios otros temas que tienen mucha tela para cortar.

Por ejemplo, entendemos no sólo a la víctima de la enfermedad, sino también a las personas que tienen que sacrificar su propio tiempo y bienestar para cuidar del otro. En esencia, cualquier persona que hay experimentado el tener a una persona enferma en su casa se va a sentir muy identificado. Yo soy uno de ellos.

El aspecto más fascinante es que todo está contado desde el punto de vista del protagonista, un Anthony Hopkins que pierde constantemente registro de tiempo y espacio. Esto le incorpora un aire de ambigüedad y –me animo a agregar– de surrealismo a la narración. Uno realmente puede meterse en su cabeza y experimentar los dilemas y sensaciones de forma única.

¿Se acuerdan de “Memento”, donde el personaje de Guy Pearce no podía recordar más de un par de minutos de su vida? Aquella película fundía forma y contenido brindándonos un relato desordenado y que, además, iba desde atrás hacia adelante.

Con “The Father” ocurre algo así, donde vemos algunos loops temporales muy locos, cambios de personajes y situaciones extrañas que nos hacen sentir, a flor de piel, lo que está experimentando Anthony.

Por cierto, estos tintes de surrealismo recuerdan bastante al cine francés y fueron un soplo de aire fresco para un relato que, de haber sido contado de forma más tradicional, habría sido uno más del montón. Esas historias que buscan el Oscar exponiendo alguna enfermedad.

Si la vieron y les gustó el look and feel de la película, no se pierdan la filmografía de Quentin Dupieux (“Rubber”, “Wrong”, “Reality”, etc). A mí “The Father” me hizo acordar bastante a este director.

Vale aclarar que “The Father” bien podría ser una de las películas más tristes que vi en mi vida. Pega duro y pega fuerte, no sólo por una actuación desgarradora y poderosa por parte de Hopkins, sino porque el relato es tan íntimo como sincero.

Si puedo hacerle un comentario, visualmente no es demasiado atractiva. En general, por su condición misma, es muy difícil lograr que una obra concebida para el teatro se vea bien en otro medio completamente distinto como es el cine.

Acá la puesta en escena, montaje y fotografía son un poco chatos, los diálogos tampoco son tan naturales como uno querría. En otras palabras, se siente como ver teatro en tu pantalla chica. No es que esté mal, pero sí creo que podría haber habido un apartado técnico más inspirado.

Por lo demás, “The Father” es intachable y funciona con la precisión de un reloj (elemento que, de hecho, es uno de los leit motivs del argumento). Logra conmover al público sin ser manipuladora o caer en esos lugares comunes que buscan el llanto fácil. No le hace falta.

==> CONCLUSIÓN: A no engañarse: “The Father” es un truco de magia. Tiene un gran elemento efectista que aprovecha la fuerza de la sugestión y la edición confusa para manipular nuestros sentidos. Y, como todo buen truco, funciona, sorprende y hasta perturba un poco. Entren por Sir Anthony Hopkins y quédense por todo lo demás. <==
Luciano Sívori
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