Pregunta del millón. Un emir está a punto de morir y tiene dos hijos. El heredero legítimo es un revolucionario, está harto de las leyes represivas musulmanas, quiere vender el petróleo SUYO al mejor postor y hacer negocios de verdad para sacar a su país de la pobreza permanente en que vive. El otro hermano es un amante de los lujos, no le importa apoltronarse y dejar que le digan cómo mandar mientras él tenga sus caprichos. ¿A quién dejarías governar?

En un país en el que la mayoría vive en la pobreza más extrema sin posibilidad de levantar nunca la cabeza, es relativamente fácil comerle el tarro a los más desgraciados y jóvenes para hacer alguna estupidez como suicidarse con una bomba... bueno, y a quién le importa eso mientras sigamos llenando los depósitos no?

Ese y no otro es el grito de esta valiente película.