Debo reconocer que soy un apasionado de "La isla del tesoro" de Robert Louis Stevenson, y cuando conoces los personajes e intentas intuir la dirección que va a coger la serie, se disfruta más. Coincido con alguna crítica en resaltar la falta de objetivos de los personajes en la primera temporada. La verdad, esperaba más. Silver era una sombra difusa comparada con el gran personaje en la obra de Stevenson. Por suerte, en la segunda temporada, la trama no es tan intrincada pero mejora el trazo de los personajes. Billy Bones adquiere muchísima personalidad, ya no es el joven protestón que se deja llevar por opiniones a las que él cree autorizadas. Y Silver, ya empieza a ser Silver, ahora sí. Menudo trabajo de Luke Arnold y de los guionistas. Nunca te puedes fiar de Silver, eso lo han captado muy bien, además es la esencia del personaje.
El personaje que también evoluciona es Flint, no en vano, le dedican un cuarto de temporada para conocer su historia mediante flashbacks, que explican con honestidad el actual estado de ánimo del personaje, sus sueños y sus grandes decepciones, pero sobre todo nos van preparando para esa rabia final.
Menudo final de segunda temporada que nos han regalado. Ese final de episodios, de lo mejor que he visto en televisión.
Espero con incertidumbre lo que nos deparará la tercera temporada, no por lo que nos cuenten, pues sabemos el final, sino por cómo nos lo van a contar. Ese creo que es el meollo de la cuestión. Esta serie para mí, no es buena por el contenido, es buena por su narrativa y por el ejercicio estético de presentarnos un mundo, una historia ya conocida con otros moldes, unos moldes que difieren con la novela juvenil escrita por Stevenson a sus hijos y que fue publicada por entregas. También "La isla del tesoro" fue una serie.