Largometraje constantemente repuesto en televisión de vez en cuando, "Un hombre lobo..." es de esas películas que crecen con el tiempo. Este film parte de una revisión irónica, corrosiva, humorística y moderna del mito del hombre lobo, y de hecho está llena de referencias culturales, que la sitúan en un mundo "pop", urbano, referencias que van desde los Teleñecos hasta la música de la genial banda de rock Creedence Clearwater Revival. Es una película que parece hecha para los incrédulos, para un público al que las (ya entonces) viejas películas de terror de los años 30 y 40 ya no dan miedo. En ese sentido, es una obra que renueva el mito, y que hace creíble la existencia de lo sobrenatural en un mundo moderno y escéptico. La escena de la primera transformación, la parte que transcurre en el cine porno, o David Naughton insultando a la familia real británica delante de un policía británico, son ya momentos inolvidables, antológicos, y hasta subversivos.

Cuando una película se ve una vez, y se te queda grabada en la memoria, es porque tiene algo, una fuerza poderosa difícil de explicar. Landis sabe pasar de la comedia al humor negro, de lo cotidiano a lo sobrenatural, de lo romántico a la tragedia, como si nada, con una facilidad pasmosa. Crónica angustiosa del descubrimiento (por accidente) de lo sobrenatural y del mito, trágica historia de amor, revisitación de la historia de la Bella y la Bestia, visión corrosiva de las relaciones entre los estadounidenses y los británicos, metamorfosis constante de los géneros cinematográficos, "Un hombre lobo..." nació como una broma y se acabó convirtiendo, sin necesidad de lunas llenas, en un clásico moderno, y en obra maestra del cine.