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Voto de Pedro Triguero_Lizana:
10
Cada ver es...
1981 España
Documental, Intervenciones de: Juan Espada del Coso
6,8
210
Documental Enfocada a modo de documental vanguardista, "Cada ver es...", describe el quehacer diario de una persona, Juan Espada del Coso. Su oficio: tratar con cadáveres. (FILMAFFINITY)
16 de mayo de 2013
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace pocos días he visto en la Filmoteca Española de Madrid, dentro de un ciclo, muy interesante, sobre cine documental español de los años de la Transición, "Cada ver es...", y me ha impresionado profundamente. Los protagonistas son Juan M. Espada del Coso, conservador de los cadáveres de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia, y varios cadáveres de la facultad mencionada, y así aparece en los peculiares títulos de crédito, distribuidos a lo largo del metraje del film. "Cada ver es..." me ha impresionado mucho, en primer lugar, por los cadáveres, reales, que aparecen en escena. Los planos con el bebé cadáver, el ver cómo Juan le limpia los labios, y los piececitos; el calcetín que aún viste otro cadáver, adulto, o el ver cómo el protagonista (vivo) saca a los cadáveres de una piscina de formol, son imágenes que impactan en la retina y en la conciencia del espectador más curtido y escéptico. La cabeza seccionada de la chica joven y guapa, y otras cabezas seccionadas para su posterior estudio, también impresionan mucho. La película ofrece un cúmulo de emociones que lo abarcan todo, del humor al horror. Es un film con una fuerza poética enorme, y elabora una original poesía sobre el horror y la muerte,como "Le sang des bêtes" (1949), de Georges Franju, aunque desde otro punto de vista, no menos estremecedor.

Después de la proyección, he podido saber cosas acerca de las dificultades que tuvo este film para ser exhibido, no sólo con el gobierno de la UCD, que lo calificó como "S", sino también con el gobierno del PSOE, que dificultó su exhibición por su formato original de 16 mm. Para mí es un film excepcional, único e irrepetible, y una obra clave del cine de vanguardia, o experimental, aunque no por ello deje de ser un documental. Este documental de vanguardia no sólo es un retrato de Juan Manuel Espada, que nos muestra sus recuerdos, sus sueños, sus ideas y sus experiencias, sino mucho más. Una reflexión sobre la muerte, se dirá; o sobre la locura, también, a juzgar por las imágenes iniciales, no menos difíciles de ver, de los internos del centro psiquiátrico de Bétera. El horror de la locura y la muerte se adueña del plano, y todo resulta incómodo, molesto y tétrico.

Una indagación sobre el miedo, o sobre la nada, se dirá. Pero la película es aún mucho más que eso, explorando y explotando la dicotomía entre realidad y ficción, integrando ambas, entre el horror de los cadáveres reales y las citas al cine de Hitchcock -las imágenes de "Los pájaros", la música de "Vértigo"-, entre los sueños y las creeencias de Juan Espada, y la sordidez de los ambientes que vemos. De algún modo, el cineasta se identifica con el protagonista y su condición de marginado: congelar, detener en el tiempo, rescatar algo de la muerte, de la destrucción que ésta supone, marginarse voluntariamente del resto de la sociedad, está en las intenciones del cineasta.

En el cine, en el hecho de grabar y ver lo grabado, hay algo de necrofilia. La simpatía por el cadáver que nos muestra Juan hace a éste, en cierto modo, coleccionista, un coleccionista de cuerpos, y en esa necrofilia no es difícil ver una metáfora del cine. La película de García del Val es un hermosísimo, excéntrico, radical e impactante cadáver rescatado del olvido y la marginación.
Pedro Triguero_Lizana
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