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Voto de Pedro Triguero_Lizana:
7
Drama Cuando Lucía vuelve al barrio donde pasó su adolescencia, se encuentra con Juan y no duda en seguirlo hasta su casa, la misma casa donde, veinticinco años antes, Juan la vio por primera vez y se enamoró de ella. Pero Juan era un humilde chico de barrio, y los padres de Lucía tenían grandes planes para ella. Lucía, consciente del error cometido al rechazar al chico, trata de reanudar la relación con él. Pero Juan teme que se reabra la vieja herida. (FILMAFFINITY) [+]
15 de septiembre de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de ver esta curiosísima película romántica ya tenía referencias sobre la misma, y, después de verla, me ha gustado, en general. Eso no significa que sea perfecta: hay fallos en la ambientación, pues en el Madrid de los años 70 no había bolardos en las aceras, y por otro lado, es muy difícil creer que Cristina Brondo se convierte en Silvia Munt, y que Andrés Gertrúdix se convierte en Gary Piquer (¿tanto cambia la gente con los años?), y lo mismo pasa con el personaje de Daniel Guzmán. Hubiera sido más sensato envejecer a los actores y actrices empleados para la parte de la historia situada a mediados de los años 70. Por otro lado, la historia de encuentros y desencuentros que viven los protagonistas, Lucía y Juan, es muy rara a veces: ¿cómo es posible que ella quede con él para ir a un concierto de Serrat, si ya tiene novio? Sabemos que él, 25 años después, es biólogo, pero no sabemos exactamente cuál es la profesión de ella.

Salvando estos fallos o estas debilidades del guión, del reparto y de la ambientación, hay que decir que la película de Juan Vicente Córdoba, sin estas cuestiones que la debilitan, y con un argumento más cuidado, hubiera podido ser una obra excelente, realmente magnífica. Por desgracia, se queda a medio camino, como historia de amor, como ejercicio nostálgico y un poco masoquista de memoria y recreación del pasado personal de los protagonistas, y como retrato de dos momentos en la evolución de la ciudad de Madrid y de España en general. La dedicatoria al cineasta polaco Krzysztof Kieslowski -ya fallecido cuando Córdoba rodó su película; hay que tener en cuenta la enorme repercusión de las películas de este director en los años 80 y 90, y el impacto que provocó su temprana muerte- de los créditos finales pone al espectador más despistado (yo mismo) en la cuenta de la enorme influencia del cine del polaco en este largometraje, que viene a ser una sentida revisión de "No amarás" (Krótki film o milosci, 1988) pasada por el hiriente y duro análisis social y familiar del barrio madrileño que hizo el cine "quinqui", por ejemplo en un film como "Colegas" (1982), de Eloy de la Iglesia. En fin, lo que tenemos aquí es una cosa muy rara y muy original: algo así como un Kieslowski quinqui.
Pedro Triguero_Lizana
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