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Voto de Pedro Triguero_Lizana:
6
Comedia Agustín Valverde (Paco Martínez Soria), viudo y hacendado aragonés, decide dejar el pueblo y marchar a Madrid, a instalarse en casa de su hijo médico (Eduardo Fajardo) y su nuera (Doris Coll), emigrados ambos del pueblo. A ella ahora todo el mundo la llama Luchy, desde que consiguiera su nueva vida en la capital y una brillante posición social debido al prestigio médico de su marido. Pero al llegar a Madrid, el 'tío' Agustín, que así le ... [+]
11 de diciembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en una muy exitosa obra de teatro escrita por Fernando Lázaro Carreter, "La ciudad no es para mí" se convirtió en una película igualmente taquillera, hasta el punto de convertirse en una de las películas más taquilleras del cine español de los años 60, convirtiendo de paso a su protagonista, el aragonés Paco Martínez Soria -que ya era un popular actor de teatro- en toda una estrella de cine, aunque éste ya había trabajado en el cine español desde muchos años antes.

Esta película, dirigida por un Pedro Lazaga que por esos años hacía cine a destajo, es una fábula que propone un curioso dilema: la España urbana acapara la modernidad y el progreso, pero la España rural es superior moralmente. Esa superioridad moral es la que plantea en la pantalla un mundo rural edulcorado e idealizado, y encarnado por un Martínez Soria que, si ya ejerce en su pueblo de buen samaritano, seguirá haciéndolo en Madrid. Martínez Soria no sólo es un paleto divertido: es el hombre auténtico que pone en su sitio a los que han renegado de sus orígenes, recordándoles sus orígenes. Y es también el pariente molesto e inesperado del que se avergüenza su familia, y a la que, sin embargo, defiende de los elementos que él considera indeseables (Margot Cottens, María Luisa Ponte, Sancho Gracia).

La cinta arranca con un dinámico minidocumental sobre la ciudad de Madrid; luego nos lleva a la España rural -en una parte que sirve para presentar al personaje protagonista, y con él, el paternalismo y el sentimentalismo-, y luego nos sitúa en Madrid de nuevo: la llegada de Martínez Soria a la capital es una comedia de desastres y contrastes muy entretenida. Después, el ritmo decae, pero la calidad del reparto consigue que la película mantenga el interés.

No debe olvidarse que se trata de una fábula, por lo que la comedia, el drama y la crónica y crítica de costumbres se emplean siempre con una finalidad moral.
Pedro Triguero_Lizana
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