Esta tercera entrega de la saga "Death Wish" es una película interesante, que toca temas importantes en cualquier democracia moderna: la delincuencia; el derecho a la defensa personal en un entorno violento, en el que las fuerzas del orden no bastan; la degradación social de barrios y calles, la mezcla de razas y culturas...Es importante resaltar que la película se esfuerza en presentar un barrio que es, en cierto modo, universal, en tanto que en él vive gente de todas las razas y procedencias. También la banda que lidera Gavan O´Herlihy está compuesta no por delicuentes de una sola raza o procedencia, sino de muchas razas y procedencias.

El personaje interpretado por Charles Bronson, Paul Kersey, el justiciero, es curiosísimo: no es violento -de hecho, fue objetor de conciencia en la Segunda Guerra Mundial, y, por otro lado, cuando es detenido injustamente por la Policía, no trata de escapar- pero siempre se acaba encontrando en situaciones violentas, y con tipos violentos, y, cuando esto ocurre,se defiende. Y se defiende de una manera expeditiva, sin trabas ni remordimientos. Y esta vez lo hace en defensa de toda una comunidad de vecinos, supliendo a una Policía que no es capaz de acabar con los violentos. De ahí que, de algún modo, quede justificada la increíble espiral de violencia que se genera. El héroe, el justiciero, suple al sistema, un sistema que falla.

La película cuenta con un reparto interesante: Deborah Raffin, Ed Lauter, Martin Balsam...