Una bonita historia que destila naturalidad, para los ojos de un niño un huracán no es mas que lluvia y viento siempre que lo vea en su entorno familiar.

La vida en Belfast no era fácil cuando dos bandos pugnaban por ser antagónicos solo por querer mostrar a todos su lado favorito de la cruz, la violencia de unos competía con la buena harmonía de barrio de otros y todos vivían alerta olisqueando el peligro.

Una película envuelta del blanco y negro de una época en la que la cinematografía convivía entre el frio y las brumas del norte y una realidad pausada y monótona que en Belfast estallaba por los aires demasiado a menudo.

Brillante dirección de un Kenneth Branagh deshaciéndose de la cubierta de muerte y de violencia de un periodo convulso para dar brillo al calor del hogar capaz de sobreponerse a cualquier contingencia.