Conmovedora historia realizada por el director, guionista y escritor teatral Laszlo Vajda, (polaco afinado en España autor entre otras de esa pieza de culto, El cebo y de Marcelino pan y vino), que a pesar del tiempo transcurrido desde su creación, ha envejecido extraordinariamente, nos cuenta la amistad que surge entre un niño y un despótico casero italiano que tiene amargados a sus inquilinos, en su mayoría también italianos, al que un día, cuando un pobre llama a su puerta pidiendo una limosna, ladra como si fuera un perro para que deje de molestar, situación a raíz de la cual se transforma en un autentico perro, iniciándose una serie de situaciones con ese niño de compañero, en las cuales se replantea el despótico comportamiento que tenía cuando era humano, desembocando todo ello en una bella historia, que dejando de lado el trasfondo religioso, emociona sin llegar a ser en absoluto empalagosa. Rodada en un hermoso y espectacular blanco y negro en escenarios naturales, retrata un Brooklyn resplandeciente, insólito en otras producciones de la época. Si no la has visto, hazte con ella, me lo agradecerás.