Al igual que "El penalti más largo del mundo", esta película es un mero vehículo de lucimiento de su protagonista, Fernando Tejero, y también de Malena Alterio, que repiten unos roles totalmente calcados a los de sus ya míticos Belén y Emilio de la malograda "Aquí no hay quien viva". La química entre ambos actores es enorme y eso da buen rollo, pero esa química es lo único que destaca en este largometraje que se sustenta básicamente en el tirón mediático de la pareja protagonista.
El argumento es elemental y el desarrollo previsible, pese a lo cual parece armarse un pequeño embrollo en los últimos minutos del metraje. La historia está tachonada de muchos chistes de gracia mediana, unos pocos hilarantes y bastantes realmente chapuceros. Las interpretaciones no son lo que se dice de calidad, pero es que los personajes tampoco son shakespirianos precisamente. Digamos que se les puede aguantar, salvo cuando exageran su histrionismo, momento en el que es mejor desconectar al crítico que todos llevamos dentro.
En resumen, una película recomendada para los fans del tándem Tejero-Alterio y para todos aquellos que quieran pasar el rato con un producto al que no exigirle demasiado. A mí, por lo menos, me entretuvo.

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