Yo leo las críticas de Jordi Costa (El País) y de Toni Vall (Cinemania) y no puedo dejar de pensar en que la amistad no es buena cuando se es un crítico... y en ese caso, por decencia, sería mejor no emitir una opinión. No me creo que esas críticas estén hechas desde puntos distantes al del colegueo. No me creo que esas críticas sean sinceras. Y gracias a Dios veo que la opinión del respetable (es decir, no de los críticos profesionales sino de los aficionados no pagados) es practicamente unánime.
La película no es mala, es peor. Ya con los títulos de crédito uno empieza a sospechar que 'eso' no va a poder remontar el vuelo. Aun así, espera y hay momentos, todo hay que decirlo, en que uno empieza a autoconvencerse de que la cosa puede ir bien, puede mejorar. Pero no. Falso. Mentira. Todo se empieza a hundir casi antes de que nada comience.
Un guión ridículo. No malo. No mejorable. No. Ridículo. Y encima previsible. Es decir, ridículo y previsible ¿hay quién de más? Una dirección que se pierde en la nada, que practicamente no sabe sacar ni un ápice de tensión de un sitio cuyo ya sólo nombre asusta 'Callejón'.

Ana de Armas está hermosa y tras ella lo mejor de la película: las lavadoras.