Fan semi-acérrima de Almodóvar, trato de dejar esto de lado para analizar objetivamente su nuevo largometraje. Soy consciente de que sus obras huelen casi todas a lo mismo, pero, ¿qué más da? Al fin y al cabo son obras de arte, o ¿es que a un artista no se le permite a caso repetir el tema de su obra? Todas tienen la misma esencia y trasfondo moral, pero todas son materializadas de manera diferente, con personajes diferentes... En este caso con un reparto esquisito entre los que destacan Eduard Fernández, Marisa Paredes y Elena Anaya... Lo cierto es que Antonio Banderas se luce como seductor pero su personaje a ratos hubiera transmitido más con la boca cerrada.
Esta obra, o materialización de sentimientos, destaca por el minimalismo y la oscuridad que no suelen ser protagonistas de las películas de Almodóvar. También la clase meticulosa de medicina quirúrgica que nos hemos tragado, o por lo menos yo.
Los personajes de Almodóvar suelen ser de carácter, raciales, de la calle... Sin embargo, en esta obra, son más cuidadosos, piensan más lo que dicen y lo que no dicen, pertenecen a otra escala social.
El factor sorpresa también se da y las 2 horas no se hacen para nada pesadas.