El irlandés John Carney se dió a conocer gracias a "Once" una pequeña película en la que la música tenía un papel preponderante. Ocho años después, Carney nos ofrece una versión similar con muchos más medios que gira prácticamente sobre las mismas premisas. Sintetizando mucho, los protagonistas de este film son dos perdedores como Dan (Mark Ruffalo) y Gretta (Keira Knightley) quienes acaban unidos por la música que acaba siendo el vehículo a través del cual consiguen superar sus propias circunstancias.

Los paralelismos con Once son más que evidentes, por más que haya más añadidos en esta versión, y su tono es bastante más optimista que la anterior. Dan es un productor musical en un momento muy bajo de su vida personal (divorciado, con una hija adolescente con la que apenas se trata) y profesional (expulsado del sello discográfico que creó), mientras que Gretta es una británica que llega a los Estados Unidos de la mano de su novio, Dave (Adam Levine) un prometedor cantante que la acaba dejando tirada en su camino a la cumbre. Carney convierte el punto en el que ambos personajes coinciden (cuando Gretta interpreta una canción en un club en el que se está emborrachando Dan) en un eje sobre el que pivota todo el film. De esta forma, nos narra por separado como llega cada uno al club, siendo el punto de unión una canción cantada con mucho sentimiento por Gretta e imaginada con determinados arreglos por Dan, de forma que pese a que nos está contando prácticamente lo mismo, hay notables diferencias que en el fondo son las que siempre se interpondran entre ambos. Y es que para Dan la música es un negocio, por lo que constantemente está pensando en términos económicos. En cambio para Gretta se trata de algo diferente, es algo suyo, que ha salido de su interior y le cuesta enormemente compartirlo con nadie. Gretta representa a una artista honesta, más que contraposición a Dan, en contraposición a su ex novio, arrastrado por el éxito y el "mainstream".

La excusa argumental para hacernos escuchar un puñado de canciones intimistas es la grabación de un disco por las calles de New York con muy pocos medios, buscando básicamente la autencididad, devolver la música al lugar de donde salió: las calles. El realizador, como ya hizo en "Once" trata de reivindicar al artista honesto, que no se deja seducir fácilmente por las multinacionales y sus cantos de sirena. Su mensaje se podría aplicar a cualquier rama del arte. De hecho su film tiene una clara voluntad de ser un film modesto de aire "indie", y sus personajes destilan humanidad por los cuatro costados. Precisament ese es uno de los principales valores del film. Dan es visto como una persona normal, con sus defectos y sus virtudes, lo mismo que Gretta y el resto de personajes que les rodean como el de la ex-mujer de Dan (Katherine Keener), o la aparición de Adam Levine.

Esto es precisamente lo que más cautiva al espectador, además de su banda sonora. El film se beneficia de una buena dirección de actores que saben mostrarse naturales y tienen una buena química en la pantalla. De hecho, el pequeño reparto al completo transmite muy buenas vibraciones que le dan un valor añadido a la película. Además, Carney no fuerza la situacion buscando deliveradamente un "happy end" que lo hubiera echado todo al traste, aunque sabe darle una salida digna a sus protagonistas.

Película de segundas oportunidades, que resulta un soplo de aire fresco siendo una historia amable pero no excesivamente edulcorada y que se guarda más de una crítica hacia los directivos de grandes multinacionales. Recomendable.