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España España · Barcelona
Voto de manulynk:
6
Comedia. Drama. Romance Durante la final del mundial de fútbol de Sudáfrica se celebra una boda. Ese día, mientras España entera se paraliza, una familia con cinco hijos de nombres bíblicos (Adán, Benjamín, Caleb, Daniel y Efraín) se enfrenta también al partido más importante de su vida. (FILMAFFINITY)
6 de enero de 2015
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Cuarta película del realizador Daniel Sánchez Arévalo en la que como su nombre indica gira alrededor de una familia de cuatro hermanos, el más pequeño de los cuales no se le ocurre otra fecha para casarse que el día que España juega la final del mundial.

Aparentemente se trata de una comedia. Aunque si obviamos la campaña de marketing, en realidad comprobaremos que el film sigue da un paso más en la línea marcada por el realizador en sus films anteriores, en los que gira alrededor de las relaciones personales. Después de retratar las visicitudes de unos "primos" en una boda frustrada, ahora nos habla de hermanos, padres e hijos preparando una boda en una historia de aire coral en la que no hay un protagonista claro. No es cierto, sí lo hay pero no se ve.

En esta ocasión el punto de partida no puede ser más cinematográfico: Al igual que el musical "7 novias para 7 hermanos", el patrica de la familia, admirador declarado del film, empezó su propio abecedario bíblico, aunque se frenó en el quinto (Efraín interpretado por Patrick Criado). Sin embargo el primogénito Adan (Antonio De la Torre) continuó la tradición con su hija. El resto de hermanos lo componen el bonachón Benjamín (Roberto Álamo) y Caleb (Quim Gutierrez) una especie de hijo pródigo ausente durante dos años. De hecho, la saludable y activa familia de montañeses del siglo XIX que retrató en su día el realizador Stanley Donen nada tiene que ver con la que nos presenta Sánchez Arévalo. Por un lado un padre con el corazón roto, un hijo con ansiedad permanente, otro que vive en un particular mundo, aunque paradójicamente es el que sabe más cosas, dos hermanos que parecen enfrentados por la misma mujer y el último que se declaró a la que será su futura mujer con 10 años. Y alrededor de todos ellos la sombra de la madre, que les abandonó hace años y a quien no vemos en ningún momento pero a quien el desenlace de la historia le depara un protagonismo mucho mayor pese a su ausencia.

El realizador vuelve a mostrarnos su buen hacer cuando se trata de retratar a personajes atrapados, ya sea por obligaciones más o menos autoimpuestas, ya sea por sus propios miedos e inseguridades. Como siempre, este es uno de los puntos fuertes de un film de aire más bien dramático pero que no olvida dar algunas pinceladas de humor, ayudado por la presencia de un testimonial (y desprovechado) Raúl Arévalo. Mientras la selección Española lucha por conseguir la copa del mundo, la peculiar familia retratada por Daniel Sánchez Arévalo se reúne alrededor de su patriarca enfermo, momento en que iremos conociendo las circunstancias particulares de cada uno.

En las distancias cortas, mirando a sus personajes cara a cara, como ya lo demostrara con la que a mi parecer sigue siendo su mejor film, "Azuloscurocasinegro", el realizador se mueve como pez en el agua. Cuenta además con un buen reparto de caras conocidas en su filmografía en el que por encima de Quim Gutiérrez terminan destacando mucho más Alberto de la Torre y Roberto Álamo. Su metáfora de familía incompleta (no han llegado a 7 hermanos) sirviéndose de la anécdota cinematográfica está bien lograda, y posiblemente mal resuelta. Su talón de Aquiles siguen siendo los personajes femeninos. Y eso que sólo se limita a Cris (Verónica Echegui) aparentemente atrapada entre dos hermanos, y dos hermanas en otro triángulo con el más pequeño de la familia. Cuando el foco se centra en sus personajes, a las adolescentes hermanas no consigue superar el cliché (una rubia tonta y otra morena rebelde), mientras que el personaje de Verónica Echegui, deambula por el escenario sin un rol fuerte al que agarrarse. Por otro lado, la relación entre Caleb y Daniel tampoco está conseguida del todo, ni hay una tensión entre ellos ni cuando estallan nos lo terminamos de creer. Quizás Quim Gutierrez interioriza demasiado su personaje, dándelo un aura de misterio místico que le perjudica. Pero tampoco Miquel Fernández, en su composición de Daniel sabe dar el tono a un personaje más fuerte de lo que aparenta. Finalmente la historia de la madre, la gran ausente y (casi) siempre presente es la que termina por darle sentido a todo. Lo que podría ser más discutible es si mantener su ausencia y su secreto beneficia o perjudica al film.

En cualquier caso, pese a ser un film no conseguido del todo, no hay que desmerecer los esfuerzos de un realizador por seguir ahondando en el camino que empezó a marcar hace más de una década que sin llegar al nivel de su primera obra, por lo menos ha conseguido enderezar el camino con respecto sus películas anteriores.
manulynk
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