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España España · Barcelona
Voto de manulynk:
6
Cine negro. Drama. Thriller Tulio Renata (Robert Loggia), un lider del Sindicato Internacional de los Trabajadores de la Moda, lucha por integrar en el sindicato a los empleados de la fábrica textil de Walter Mitchell (Lee J. Cobb); pero éste, para impedirlo, contrata a Artie Ravidge (Richard Boone). El hijo de Walter, Alan Mitchell (Kerwin Matthews) vuelve a casa y se incorpora a la empresa tras la sospechosa muerte del socio de su padre. (FILMAFFINITY)
30 de marzo de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pese a que en los créditos aparece como director Vincent Sherman, hay que reconocerle parte de la autoría a Robert Aldrich, el cual fue despedido debido al tono excesivamente crítico con el que estaba dotando la obra.

Y es que el film toca un tema delicado como es la lucha por parte de los empresarios para evitar los sindicatos en sus fábricas, viendo obligados a ponerse en manos de organizaciones criminales, de cuyos drásticos métodos acaban siendo cómplices. Walter Mitchell (Lee J. Cobb) es uno de esos fabricantes, el cual recibe a su hijo, recién llegado de Europa, en plena guerra con los sindicalistas. Sin embarog, su hijo, Alan (Kerwin Mathews) no acaba de ver muy claro el hecho de ser cómplice de unos criminales a quienes tiene que pagar para evitar tener que pagar al sindicato.

Según el propio Aldrich, Sherman, siguiendo órdenes de los productores, desmontó todo el sentido crítico del film, dejando en meramente un esbozo la actuación del sindicato, y dulcificando el tono general del film, proporcionando más protagonismo a Theresa (Gia Scala), la mujer de un sindicalista especialmente beligerante. De esta forma, el film queda en un enfrentamiento entre padre e hijo, por las formas de dirigir la empresa, así como un acercamiento de éste hacia Theresa, grácias a determinadas circunstancias. La sensación general es que todo termina encajando de una forma demasiado evidente y facilona.

Esto no quita para que Aldrich nos dejara en el film un buen puñado de excelentes escenas, entre las que destacan las escenas violentas del film que tienen indiscutiblemente su marca. En algún caso, son excesivamente violentas para la época. Posiblemente, dichas escenas se consintieron al ser un film de serie B. Sin embargo, es perceptible como en el último tramo del metraje hay una tendencia a rebajar la tensión, así como una aceleración de los acontecimientos, que provocan una resolución rápida y "limpia". Sherman demuestra también su buen hacer, forzando la situación lo suficiente como para cambiar la dirección pero no tanto como para que parezca algo inverosímil.

En realidad todo son especulaciones. No hay forma de saber que clase de film hubiera firmado Aldrich si le hubieran dejado. Nos queda un relato negro, no exento de interés, con la presencia de uno de los grandes secundarios del cine, como fue Lee J. Cobb.
manulynk
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