Film dirigido y protagonizado por John Turturro en el que interpreta a un tipo anónimo que empujado y animado por su amigo Murray (Woody Allen) acaba haciendo de gigoló en sus ratos libres.

Ambientada en un barrio judio de New York, con una banda sonora llena de temas de jazz, no cabe duda que Allen no se ha limitado únicamente a interpretar su papel. Ya sea de forma directa (coescribiendo el guión junto a Turturro) o porque Turturro sea un admirador de su cine, el film podría hermanarse sin excesivas estridencias con las producciones del realizador neoyorquino, actualmente de "gira por Europa". Por otro lado, Turturro se arropa con reparto lleno de caras conocidas como Sharon Stone, Liev Schreiber, Vanessa Paradis o Sofía Vergara, que le dan cierto empaque.

Se trata de una película pequeña sin voluntad de trascender más allá que el de contar una pequeña historia bienintencionada. El personaje que interpreta Turturro pese a sus reticencias iniciales acaba cediendo, por ciertas necesidades económicas aunque en todo momento vemos la caballerosidad y tacto con el trata a sus clientas, hasta que aparece en su vida Avigal (Paradis) una joven viuda judía a la que vuelve a despertar las ganas de vivir, aunque el precio por conseguirlo es enamorarse de ella. Resulta interesante el tratamiento que se le da a la prostitución masculina en este film en el que dos tipos normales y corrientes acaban metidos, aunque dulcificado con un manto de elegancia y buen trato hacia el sexo feminimo haciendonos ver el oficio casi como un "hobby", y naturalmente ahorrándonos los aspectos más escabrosos que pueden implicar este negocio. No resulta nada gratuito ver como Turturro corta delicadamente unas flores y prepara deliciosos ramos con los que obsequia a sus clientas. La metáfora no es que esté muy rebuscada precisamente pero consigue el efecto deseado de dar cierta sensibilidad a la historia a través de imágenes, e incluso de miradas.

Pese a que el film tiene ciertas irregularidades, se trata de una película cercana, humana con cierta retirada a la comedia, sobre todo favorecida por la presencia de Allen interpretando a su personaje de siempre que resulta de lo más interesante de la película. En otros aspectos, no consigue ser tan redonda, algunos diálogos no están del todo conseguidos, no al menos en los que no interviene Allen, y quizás le perjudica una resolución final algo atropellada y repentina. Además que no se acaba de toda la sutilidad que debería, en algunos momentos parece como si Turturro se recreara en exceso, mientras que en otros apenas se detiene.

No es que sea un film en el que las mandíbulas queden desencajadas precisamente, pero en la línea de Allen, Turturro consigue una película que se hace simpática y llevadera mientras llega la nueva película del realizador neoyorquino.