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España España · Barcelona
Voto de manulynk:
7
Drama Al enterarse de que su padre ha caído enfermo, Ángela (Maribel Verdú) y su hijo Guille van a verlo a la ciudad. Cuando llegan, Charo (Blanca Portillo), la amante de Leo, pone a Ángela al corriente de la situación ruinosa que atraviesa el negocio de su padre: un local en el que se alinean siete mesas de billar. Ángela decide entonces intentar sacarlo a flote. (FILMAFFINITY)
8 de mayo de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La directoria Gracia Querejeta se descuelga con un film sencillo, de esos que se llaman pequeños, en la que nos narra las vidas de diversos personajes vinculados al billar. Sería más exacto hablar de un local de billar más que del billar en sí. Pese al título que nadie espere una especie de versión española de "El buscavidas". El hilo conductor del film es Angela (Maribel Verdú) que vuelve a su localidad natal ante la inminente muerte de su padre, Leo, al mismo tiempo que hay un paralelismo con su vida sentimental que está próxima a su fin también. Paradójicamente, la muerte de Leo es el inicio, o el reinicio de unas nuevas vidas de las personas que le rodearon, desde su hija, pasando por Charo (Blanca Portillo) la compañera sentimental de éste, y sus amigos y conocidos, el “tuerto” (el siempre solvente Enrique Villén), Jacinto (Ramón Varea), Antonio (Jesús Castejón), y el joven Fele (Raul Arévalo).

Es interesante como se sirve la directora de la ausencia de Leo, convirtiéndolo, sin aparecer nunca físicamente, en un personaje más, un fantasma con el que tienen relación todos los personajes, en algunos casos irán saliendo aspectos ocultos, secretos ocultos durante muchos años esperando para ver la luz. Pero no es una exaltación a una figura desaparecida lo que le interesa retratar a la directora (en realidad a medida que avanza el film se va desmontado su figura e incluso su mito como jugador de billar), sino que lo que en realidad quiere mostrarnos es como esas vidas que de una forma o de otra estaban relacionadas con el desaparecido, vuelven a enderezarse, tomando como punto de partida la misma sala de billares (que como los protagonistas ha conocido tiempos mejores) que es lo que tienen en común (además de cierta sensación de amargura en sus vidas actuales).

Con un ritmo lento, que le sirve para dar mayor intimismo las historias humanas que nos cuenta, Querejeta va saltando de un personaje a otro, otorgándoles profundidad, aunque está claro que el protagonismo es compartido entre Angela y Charo, dos mujeres que pese a la diferencia de edad tienen ciertos paralelismos en sus vidas (en el pasado de Charo se habla de problemas con su antigua pareja, similar a lo que está viviendo Angela). En tono intimista, la historia se va desgranando entrelazando con sutileza tramas y subtramas, alrededor de un grupo de perdedores que buscan con dignidad levantarse y mirar al futuro a la cara.

Se trata de un film sencillo que nos habla de muchas cosas, de enderezar el rumbo de la vida, de la superación del pasado, de mirar siempre hacia adelante para superar cualquier adversidad, pese al tono un tanto triste que predomina en el film, y del es dificil no sustraerse ya que pese a que en algunos casos la directora tira de clichés perfectamente reconocibles, su propuesta es tan honesta y digna como los personajes que nos retrata huyendo del efectismo y concentrándose en las personas. Es una pena que pocos cineastas nacionales sigan sus pasos.
manulynk
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