Los hermanos Coen debutaban en el mundo del cine con un film de temática criminal, cercana a escritores clásicos de novela negra, como Hammet, Chandler, o James M. Cain. En efecto, la turbia historia en la que están relacionados Abby (Frances McDormand), el amate de ésta Ray (Frank Getz) y el celoso marido de la misma, Julian (Dan Hedaya), el cual introduce a un cuarto invitado, el oscuro detective privado Loren Visser (Emmet Walsh), encargado de averiguar las "actividades" de su mujer, y detonante de los acontecimientos, tiene un sabor mucho más callejero, más apariencia de "crónica negra" de un períodico cualquiera, que caracterizó el estilo de Cain.

No obstante, aquí la visión crítica, la ponen los Coen en la forma de definir a los dos personajes más negativos de la historia, que son el marido y el detective, ambos rodeados de connotaciones que les identifican como pertenecientes a la llamada "América profunda", blanco habitual de las críticas de ambos hermanos. Además de integrar perfectamente una trama en la actualidad dentro de los códigos del cine negro, insertando ciertas dosis de humor negro y de suspense más típico de Hitchcock, los Coen nos muestran lo que será su verdadero punto fuerte en sus films: la estética. Prácticamente toda la acción sucede de noche, y normalmente en espacios más bien poco habitados y bastante reducidos.

El trabajo de iluminación es ejemplar, mostrando a todos los protagonistas prácticamente siempre envueltos en sombras, lo que ayuda a que entendamos que todos ellos están metidos en asuntos turbios. Realmente nadie es totalmente inocente en este film. Al mismo tiempo, mediante una puesta en escena perfetamente estudiada, los Coen consiguen plasmar un ambiente claustrofóbico, una atmósfera densa, de esas que se pueden cortar con un cuchillo, con lo que consiguen realizar un verdadero ejercicio estético novedoso, recreando el ambiente típico del cine negro pero adaptado a nuestro tiempo.

Como toda ópera prima, no todas las partes encajan a la perfección sin chirríar un poco, y la carencia de medios, aunque suplicada con imaginación, se hace patente en algunos momentos, sin olvidarnos de algunos temas resueltos de forma más bien simplona, aunque valorado en su conjunto se trata de un film interesante, tanto en su planteamiento inicial, como en su desarrollo y en su posterior desenlace, salpicado de alguna referencia reconocible, pero fundamentalmente mostrando un camino propio (al buen gusto estético hay que añadir las dosis de su peculiar humor negro), sobre el que ahondarían en sus siguientes films.

Un buen inicio por parte de los dos hermanos, que prometía nuevas sensaciones. Visto con perspectiva, seguramente ahora harían un film bastante diferente, aunque en esencia sería el mismo, ya que lo que no se les puede achacar a los hermanos Coen es que hayan perdido la coherencia.