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Voto de Sibila de Delfos:
9
Fantástico. Drama. Romance Ambientada en unas Detroit y Tánger románticamente desoladas, Adam, un músico underground profundamente deprimido por la dirección que han tomado los actos de la humanidad, se reúne con su dura y enigmática amante, Eve, quien no tiene problemas en reconocer su condición de vampiro. Su historia de amor ha prevalecido durante varios siglos, pero su libertino idilio pronto es interrumpido por la llegada de Ava, la salvaje e incontrolable ... [+]
17 de junio de 2014
20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curiosísima y excelente propuesta la de Jim Jarmusch.
El inclasificable director de obras como Dead Man o Flores rotas se apunta un tanto con Sólo los amantes sobreviven, una de las muestras de cine vampírico más sorprendentes y originales vistas en mucho tiempo. Lejos de los vampiros aristocráticos de Anne Rice, los violentos de Blade o Underworld o por supuesto de los gusiluces anémicos de Crepúsculo, Jarmusch nos cuenta una historia de amor entre dos almas solitarias, cansadas de la inmortalidad, melancólicas y hipsters que sólo se necesitan el uno al otro para existir. Bueno, y unas cuantas reservas de sangre que consiguen de hospitales, claro. Así, mediante la relación de Adam y Eve (simbolismo en la película hay a chorros, empezando por los nombres), Jarmusch reflexiona sobre las relaciones de pareja y familiares, y muy especialmente sobre el sentimiento de soledad y lo que se necesita en la vida para estar a gusto con uno mismo. Porque Adam y Eve son dos seres hastiados del mundo, sobre todo él, que anhelan la soledad y han perdido la fe no sólo en la inmortalidad sino también en el mundo y la raza humana.
Para que una propuesta tan rompedora y, por qué no decirlo, bizarra e irregular (alterna momentos de enorme belleza con escena alargadas en exceso, como la del baile en la casa de los enamorados, o directamente risibles, como los momentos cuasi-orgásmicos después de beber la sangre, y sin duda es demasiado contemplativa en su ritmo a ratos) funcionara a la perfección, Jarmusch tenía que escoger bien a la pareja protagonista. Sin desmerecer a John Hurt (valiente como pocos a su edad), Mia Waikowska (una actriz que se atreve con todo, como bien demostró en su espectacular tour de force en Stoker o en Jane Eyre, y otorga una vida a la película que contrasta perfectamente con la desidia de Adam y Eve) y Anton Yelchin (salvando las distancias, algo así como el Jennifer Lawrence masculino: un todoterreno que lo hace todo y todo bien), la joya de la corona son Tilda Swinton y Tom Hiddleston. Hay que ser muy buenos intérpretes no ya para que nadie le preste atención a que se llevan veintiún años, sino para lograr que en ningún momento el público dude del amor de esta peculiar pareja chupasangre. Sus gestos, su expresión corporal, sus besos (cuando se los dan; no es una película muy melosa, pero sí muy romántica a todos los niveles), sus miradas, las pocas palabras que pronuncian y cómo las pronuncian... todo lo que envuelve a los personajes es mucho más mérito de Swinton y Hiddleston más que del propio guión de Jarmusch. Se merecen todos los premios habidos y por haber (atención al final, o a la escena dela discoteca, ejemplo perfecto de esa cotidianidad y confianza que desprenden el uno con el otro).
En definitiva, una notabilísima película que demuestra que sí se puede juntar amor, vampiros, traumas, familias y demás sin que por ello salga una pastelada infumable. Que tome nota quien la tenga que tomar.

Lo mejor: Los actores. Todos ellos. Absolutamente excelsos, especialmente la pareja protagonista. Y la fascinación que ejerce la historia de Adam y Eve en el espectador.
Lo peor: A veces el ritmo es demasiado lento, y la parte que va desde que los amantes se reencuentran hasta que aparece Ava es directamente aburrida.
Sibila de Delfos
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