Ellen Page es una extraordinaria actriz, pero no siempre acierta con los proyectos en los que se embarca. Bueno, digamos que en los últimos años ha acertado poco.
Enganchados a la muerte, por ejemplo, es un proyecto al que jamás debería haberse prestado. Niels Arden Oplev está tras la cámara, pero poco se reconoce aquí del estilo que fascinó a medio mundo en la adaptación sueca de la primera novela de la saga Millennium. O a lo mejor es que, sencillamente, la cosa no da para más. Hay que esperar una hora, ¡una hora!, para que empiecen a pasar cosas interesantes o intrigantes (la secuencia en el barco, por ejemplo), y cuando ocurren, tampoco general demasiado interés o susto. Los pobres diálogos entre los personajes o sus poco interesantes vidas sentimentales (¿de verdad sirve para algo la relación entre Nina Dobrev y Diego Luna?) tampoco ayudan a coger cariño a los personajes.
Poco entretenida y bastante floja en lo dramático. Un fracaso.