No sé qué problema le ha visto la crítica a Dumbo, la verdad.
Lo más criticable que tiene es que no parece una película de Tim Burton. Ni rastro del peculiar estilo cinematográfico y estético del director de Batman en esta película, 100% comercial y Disney. Pero claro, esto tampoco es novedad. El espectador debe perder ya toda esperanza, parece, de que Burton vuelva a hacer una película medianamente original (es decir, algo que no sea un reboot, remake, secuela o adaptación de un material previo). En 2014 tuvimos Big Eyes, y antes Frankenweenie (aunque era un remake expandido de su último cortometraje, filmado en 1984) y La novia cadáver, pero cada vez más, Burton vive de las rentas de trabajos previos, propios o ajenos, con resultados diversos (y eso que muchas de sus últimas películas, como Sombras tenebrosas, merecen ser re-descubiertas y reivindicadas).
Así pues, Dumbo es pura magia. Imposible negar que se trata de una cinta enormemente entrañable, bonita y llena de buenos sentimientos y emotividad. Si se ha cuestionado esto ha sido, como decimos, por la sombra de la película original, y quizás sean los recuerdos del espectador sobre esta los que determinen para bien o para mal su opinión acerca de este remake. No obstante, para aquellos que la vean con los ojos y el corazón bien abiertos, sin duda se trata de una experiencia recomendable y tierna que se puede disfrutar perfectamente. El diseño de Dumbo es sencillamente adorable, hay mucha diversión y entretenimiento, y Burton escoge a sus actores con acierto, hasta el punto de que parecen nacidos para estos personajes. Michael Keaton compone un gran villano, Danny DeVito y Alan Arkin están encantadores, los niños hacen un buen combo con el elefante, Eva Green se confirma como una acertadísima nueva musa del director (ya la hemos visto a sus órdenes en Sombras Tenebrosas y El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares) y Colin Farrell sigue dando pasos firmes en la reconducción espectacular que está haciendo de una carrera que, hace algunos años, parecía descarrilar por depender demasiado de los personajes de matón o criminal que el irlandés acostumbraba a interpretar. Con Al encuentro de Mr. Banks, Farrell descubrió que tiene un sitio en el cine familiar, y la verdad es que no se le da nada mal.
Obviamente, tampoco es una obra maestra del cine, ni puede competir en encanto con el clásico animado (aunque se queda cerca), y sin duda se puede argumentar que le sobran unos 10 minutos al final, que se alarga en demasía, pero sin duda es una cinta entrañable, entretenida y con la suficiente magia como para ser recomendada. Cumple con su propósito, y eso ya es mucho.

Lo mejor: El diseño de Dumbo, la dirección artística y decorados y algunos actores (Farrell, Arkin, Keaton, DeVito).
Lo peor: Debería haber sido más corta y no es tampoco una maravilla inolvidable.