El mito de Bourne tiene algo especial que la diferencia de otros thrillers o cintas de acción que llegan de Hollywood. En realidad ya se notaba en la primera parte, pero aquí es mucho más evidente. Y ésa característica es su evidente europeización, si se puede usar esa palabra. y no, no me refiero a que la acción tenga lugar en Europa. Me refiero a que en su metraje están ausentes los elementos típicos de las películas de acción de Hollywood: tiroteos aparatosos, explosiones continuas, y persecuciones ruidosas. El mito de Bourne, con inteligencia y, sobre todo, mucha elegancia, elabora un thriller trepidante sin recurrir a esos elementos facilones y resultando, por tanto, mucho más interesante. Paul Greengrass mueve la cámara con una seguridad apabullante, aunque yo no noto mucha diferencia con el Doug Liman de la primera parte. Matt Damon, con su pericia habitual, hace suyo el personaje desde el minuto uno (por cierto, me pregunto cómo de difícil para él fue hacer esta película, con tan poquísimo diálogo como tiene...), y Joan Allen (extraordinaria, como siempre), Brian Cox, Julia Stiles, Karl Urban (guapísimo...) y Franka Potente lo secundan más que eficazmente.
Lástima que la historia en sí no logre apasionarme en ningún momento, porque el film es de lo más distraído. De hecho, en su género, es excelente. Pero no es un género que me cautive. Mala suerte, Jason.

Lo mejor: Su aire europeo