Vamos a dejar clara una cosa.
Hansel y Gretel: Cazadores de brujas no se parece ni en el blanco de los ojos a nada que suene a los Hermanos Grimm, ni al cuento original, ni a nada. De hecho, podría perfectamente no haberse llamado Hansel y Gretel, y ser simplemente una historia sobre dos cazadores de brujas. Pero bueno, el caso es que los personajes son los niños de los Grimm ya convertidos en adultos, y éso le da algo más de vidilla e interés a la historia (a los espectadores siempre nos gusta saber lo que hacen los personajes niños una vez crecen). Pues vale. Pero ahí acaba el parentesco. Así que, por favor, quejas porque "es que no se parece al cuento", las justas.
Dicho ésto (y créanme, es necesario recordarlo y olvidarse de que existe un cuento llamado Hansel y Gretel), lo que Tommy Wirkola nos plantea es un ejercicio de parodia conscientemente descerebrada y claramente exagerada a posta. Las malas críticas que está recibiendo desconciertan. ¿Tan complicado es verla como lo que es, un entretenimiento puro y duro sin pies ni cabeza? El guión del cineasta noruego y Dante Harper nunca se toma en serio a sí mismo, y la escasísima duración de la película ya deja claro que lo único que pretende es entretener. Tanto da que la historia no tenga por donde cogerla, que haya anacronismos por un tubo o que todo parezca ridículo. Si la cosa les provoca risa, tranquilos. Es lo que se pretendía. Hansel y Gretel es una de esas películas que, de puro malas que han sido desde su concepción, acaban por resultar graciosas y mínimamente interesantes por la autoparodia a la que se someten a sí mismas. Entre los actores, Jeremy Renner y Gemma Arterton no tienen ninguna química como la pareja de hermanos, pero por separado no desentonan y aportan energía a sus planos roles. Saben en qué clase de película están y actúan en consecuencia.
Así pues, no queda más que disfrutar de su festival de vísceras y sangre, de la ruidosa algarabía de las escenas de acción, y de una Famke Janssen que disfruta como nadie en la piel de la malvada Muriel. El por qué no trabaja mucho más que otras "estrellas" con menos talento da mucho más terror que nada delo que ocurre en la trama.

Lo mejor: El prólogo, sin duda el momento mejor filmado y de más tensión de la cinta, y la muy disfrutable locura de las escenas de acción.
Lo peor: Que, al igual que le pasó a Van Helsing, no se va a entender que es así porque Tommy Wirkola ha querido que sea así. Y que, la verdad, no da demasiado de sí más allá del puro y duro entretenimiento.