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Voto de Sibila de Delfos:
9
Drama Al enterarse de que su padre ha caído enfermo, Ángela (Maribel Verdú) y su hijo Guille van a verlo a la ciudad. Cuando llegan, Charo (Blanca Portillo), la amante de Leo, pone a Ángela al corriente de la situación ruinosa que atraviesa el negocio de su padre: un local en el que se alinean siete mesas de billar. Ángela decide entonces intentar sacarlo a flote. (FILMAFFINITY)
28 de marzo de 2009
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás sea casualidad, pero últimamente he visto tres películas españolas que no parecen españolas: En la ciudad sin límites, Camino y Siete mesas de billar francés. A lo que me refiero es a que hay "algo" indescriptible en ellas que las diferencia del resto de producción cinematográfica nacional, y las acerca más a, por ejemplo, el cine francés o americano bien hecho. Y la verdad es que es una gozada.
La película de Gracia Querejeta es un ejemplo perfecto de que se puede hacer una película en España sin caer en los "clásicos" de nuestro cine (a saber: sexo innecesario, violencia desmedida, drogas). La trama habla de ningún tema en concreto, pero de muchos en general, y la directora y su co-guionista David Planell perfilan y desarrollan perfectamente a unos personajes excelentes, lo cual también es una rareza en nuestro cine, salvo honrosas excepciones. Y además, esos personajes están interpretados por actores excelentes. Maribel Verdú, en continuo estado de gracia desde 2006, saldó su cuenta pendiente con la Academia gracias a su desesperada y a la vez decidida y obstinada Ángela. Las dos secuencias en las que discute con Blanca Portillo son de lo mejor que he visto en mucho tiempo. Y es que además, Verdú le aguanta el tipo perfectamente a esa superdotada de la escena que es Portillo, que hace sin duda su mejor interpretación cinematográfica (sí, sí, mejor aún que en Volver y Los abrazos rotos). Sin que parezca que se esfuerza nada, Blanca nos regala un personaje lleno de matices, y que se marca una escena cómica antológica en el restaurante chino. Muy sorprendente resulta también Jesús Castejón, totalmente encantador (por cierto, hagan por escuchar su voz en la BSO de El jorobado de Notre Dame: impresionante), y Raúl Arévalo, mucho mejor que en Los girasoles ciegos. Víctor Valdivia y Lorena Vindell no pierden el paso y aportan su granito de arena a un reparto inmenso que da vida a una película simplemente brillante.

Lo mejor: Maribel Verdú, Blanca Portillo y Jesús Castejón.
Lo peor: Los primeros quince o veinte minutos, los más flojillos de la película.
Sibila de Delfos
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