Vamos a empezar con la pregunta más obvia.
¿Es esta segunda temporada de Stranger Things peor que la primera?
Pues, la verdad, sí. O, para que sea menos injusto, deberíamos decir que no es mejor. Ha perdido la frescura que tenía su antecesora, básicamente porque ya conocemos a los personajes y ya conocemos el peligroso submundo en el que se mueven. Digamos que tiene en su contra que ya nos es conocido todo. Entre los personajes nuevos, el hermano de Max tampoco hace demasiada falta en la trama, aunque la propia Max y Bob (fantástico Sean Astin) sí son un enorme acierto.
Por lo demás, sigue siendo un portento de serie, un ejemplo de cómo hacer una ficción maravillosa que entretenga (los capítulos se pasan volando), emocione (las escenas de Will, Joyce y Jonathan como familia, o las del grupo de amigos adolescentes), aterre (sin duda es más oscura, violenta y tétrica que la primera temporada) e interese. El guión es estupendo, los personajes están maravillosamente desarrollados, y lejos de quedarse en una repetición de lo de siempre, han arriesgado mostrando mucho más del Upside Down, metiendo referencias a Alien o Parque Jurásico (el capítulo 8, sobre todo), indagando en el pasado de Eleven (MARAVILLOSA su trama) y echando el resto con las historias románticas también (ese final de temporada...). Y qué decir del reparto, especialmente los chavales protagonistas. Caleb McLaughlin, Gaten Matarazzo y Sadie Sink forman un gran trío cómico. Noah Schnapp se luce con el dramatismo que se ha añadido a su personaje en esta temporada. Finn Wolfhard es simple y llanamente un actorazo, como ha demostrado también este año en It, y borda el encanto y la valentía de Mike. Millie Bobby Brown es ya una estrella, pero lo que hace en esta temporada es de antología, especialmente a partir del capítulo 7. Qué mirada tiene. Qué fuerza. Cómo transmite todo lo que siente Eleven sin necesidad de hablar (aunque en esta temporada ha tenido mucho más diálogo). Habrá que ver cómo se desenvuelve en el futuro en otros roles, pero va camino de ser muy, muy grande.
Bravo. Un lujo engancharse a un fenómeno mundial así. La mejor serie en años.

Lo mejor: Todo
Lo peor: Algo de frescura sí ha perdido