Spike Lee recurre de nuevo a sus líneas argumentales reivindicativas que tanto éxito le han dado, y que cuando se realizan de una forma tan pulcra y eficiente son garantía de éxito en festivales y premios varios. Nadie pone en duda la habilidad de Spike Lee tras la cámara pero sería interesante que probara a salir de su zona de comfort para probar otros géneros y mundos cinematográficos. En este caso puede que sea por el salto cultural de la mentalidad americana pero no se crea la sinergia necesaria con el espectador para que consiga implicarse con los personajes y que termina por provocar que los párpados pesen más de lo necesario en alguno de los diálogos de la película.

Lo mejor: Buena puesta en escena, montaje producción que imprimen a la película un eficiente atractivo visual

Lo peor: La sensación de eterno Déjà vu que suelen dejar este tipo de historias made by Spike Lee

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