Interesante sátira acerca del matrimonio, del proyecto que los une,de la construcción de un futuro y finalmente del desafecto que surge tras la consecución de los planes comunes.
Estas crisis tan comunes a todos los matrimonios es lo que nos cuenta Danny DeVito despojándolos de todos los filtros y elevando a un nivel esperpéntico el proceso de divorcio en el que se sumirán nuestros protagonistas.
En este caso concreto, el tercero en la discordia no serán los vástagos que ya están crecidos, sino la gran mansión que poseen que uno ha pagado pero otro ha construido y cuidado.
Cuando ninguno de los dos quiera ceder ni el más mínimo adorno de la misma, saldrán a relucir los viejos resentimientos y frustraciones y se desatará una guerra sin cuartel que convertirá al antaño feliz matrimonio en una pareja con comportamientos al borde de la psicopatía.
Película que en su estreno tuvo mucho éxito, resulta una reflexión interesante en clave de humor negrísimo que encantará a muchos y por el contrario, desagradará a otro montón.
En todo caso, es una reflexión bastante lúcida del matrimonio y del divorcio que sigue pleno de actualidad.