! Qué pena Nieves Conde!.
Esta historia que nos cuentas ni tú mismo te la crees!.
Alguien te obligó, seguro, a meter con calzador estas historias de redención en esas perfectas construcciones de intriga psicológica y crítica que dominabas tan bien.
Un antiguo legionario, crápula y vividor, reconvertido en sacerdote tras una crisis de culpa y remordimiento, redimirá también a su familia que anda un poco perdida.
Una extraña mezcla con magníficos momentos de puro cine negro, cierta crudeza y pesimismo y momentos de intriga bien llevadas,con cierta originalidad incluso, ya que tenemos a una especie de cura metido a detective, jodidas por un guion que, en mi opinión, los destroza, al ofrecer resoluciones de moralina barata, digna de teleserie familiar.
No comprendo que primero dibujen personajes oscuros, ambiguos, cínicos, al más puro estilo cine negro americano, para luego convertirlos en corderitos así sin más, porque les da la gana a los guionistas y punto ( spoiler). Toda la problemática de cada uno de los miembros de la familia resulta interesante e intrigante pero, este cura, los trae al redil con una facilidad pasmosa y ridícula..
Tampoco me gusta cómo está dibujado el personaje de Fernando Fernán Gómez. Un juerguista y vividor que, cuando se hace cura, se le cambia hasta la cara. ¿ La llamada de Dios ( si se supone que la ha sentido), de repente te cambia la personalidad de esa manera?.
No sé. Tiene momentos de buen cine. Eso, sin duda. Pero no es suficiente ni de coña. Nieves Conde tiene mejores películas. Y es que a las tramas les otorgan un final tan ridículo, que enseguida olvidas todo lo bueno que has podido ver.