El arranque de Definitivamente, quizás es curioso: una hija le pregunta a su padre, recién divorciado, que le cuente cómo conoció a su madre; el padre se lo cuenta como un "cuento de amor y misterio": cambia los nombres y algunos detalles, para que su hija vaya atando cabos hasta dar la solución.
Hasta aquí bien. El punto de partida es original y, una vez comenzada la historia, se nota que Definitivamente, quizás quiere desmarcarse de los tópicos del género romántico o de la comedieta facilona. El problema es que, en ese empeño de escapar del cliché, la película desarrolla una historia sin gancho, poco atractiva y contada de manera monótona. Constantemente quiere introducir giros para captar el interés, pero es que la historia parece desinflarse a cada momento, no tiene personajes especialmente atrayentes y no tiene un tono mínimamente mordaz o ácido (ocasiones no le faltan).
Otro problema importante: Ryan Reynolds no termina de dar la talla. No me cae mal ni lo veo como alguien nefasto, pero siento que va a remolque, que nunca termina de dar cuerpo a su personaje. Y, no sé por qué, en sus gestos me parecía, a ratos, un sucedáneo de Jim Carrey (ya digo que esto es una opinión muy personal).
Pensaba ponerle un 4, pero al final me decidí por el 5 por su último tramo, que, aunque sí que cae en tópicos, anima un poco la función y encamina un poco todo lo anterior. Quien se haya dormido antes (comprensible), se perderá los mejores momentos. En fin, aunque Definitivamente, quizás se esfuerza por ser diferente, es demasiado "blanca" para mí. La olvidaré rápidamente.