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Voto de juanantlopez:
9
Thriller. Drama El joven Malik El Djebena (Tahar Rahim), un francés de origen árabe, ingresa en prisión para cumplir una pena de seis años. Aunque al principio la vida en la cárcel le resulta muy dura porque está completamente solo, se adapta rápidamente y, gracias a su carisma, se gana poco a poco la simpatía de los miembros de la mafia corsa, que tienen sobornados a los guardias y controlan todo lo que pasa en prisión.
5 de febrero de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Compleja y tal vez enrevesada definición la del título de la crítica, pero no se me ocurre nada mejor para definir a esta grandísima película francesa, multipremiada el pasado año, pero que, creo yo, poco conocida entre el gran público. Es una pena, porque es un plato fuerte dentro de un año, el 2010, que ha andado un poco rácano en peliculones.
Un profeta es la historia de Malik, un joven de 19 años que ingresa en prisión con una pena de seis. Su juventud y su aparente fragilidad le convierten en blanco fácil de los presos, en especial de la mafia corsa; pero, poco a poco, Malik aprenderá a moverse y a defenderse, ascendiendo en la "escala social" de la cárcel y tomando parte de los pequeños y grandes trapicheos que allí se llevan a cabo.
En su primera media hora, Un profeta se encuadra perfectamente en el thriller carcelario al uso. Pero, ¿cuál es su gran secreto? Una vez presentado el espacio, los personajes y el ambiente, llega el momento de hacer virar la historia y llevarla hacia algunos terrenos menos transitados. Ahí es donde el espectador se sorprende y a la vez queda maravillado de cómo evoluciona la historia. Una historia de dolor, violencia, humillación, pero donde, paradójicamente, siempre queda un resquicio para la esperanza. La historia de Malik es la de quien se ve obligado a crecer y madurar de golpe, a marchas forzadas, a remolque de las circunstancias.
Además, Un profeta es una historia que, en la actual Francia, hurga en la herida de los conflictos raciales y racistas. Lo interesante de las películas carcelarias siempre ha sido comprobar cómo ese microcosmos reproduce los patrones de la sociedad. El nuevo preso es un extraño que únicamente puede ser dos cosas: la presa o el cazador. Malik comienza siendo presa y termina siendo cazador, pero ese proceso es de todo menos un lecho de rosas. Y dentro de él tienen gran importancia la raza, el color de la piel, el idioma y, cómo no, la inteligencia para saber mover piezas, para saber utilizar a determinadas personas en beneficio propio.
La película de Audiard utiliza un estilo hiperrealista, muy cercano a los personajes, a los que, en un sitio como la cárcel, conocemos por sus acciones y sus amistades. Cada plano de sus dos horas y media es certero y tiene una intención, nada sobra y nada falta en esta historia, con un guión ajustado y directo, que deja de lado modas y mitos en torno a la mafia o la violencia. En Un profeta hay acciones atroces y repugnantes, pero la cámara no se aleja, sino que se acerca para que lo sintamos en nuestras carnes, para que nos duela a nosotros también, para que calibremos lo que nuestro protagonista tiene que soportar.
Es una pena que películas como Un profeta, por el mero hecho de ser europeas, no gocen de la difusión y distribución que merecerían. Un triunfo del cine europeo como éste no debe caer en el olvido. Mi más sincero aplauso a todos los que la han hecho posible.
juanantlopez
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